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Unos fariseos se acercaron y trataron de tenderle una trampa con la siguiente pregunta:
—¿Está bien permitir que un hombre se divorcie de su esposa?
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Jesús les contestó con otra pregunta:
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—Bueno, él lo permitió —contestaron—. Dijo que un hombre puede darle a su esposa un aviso de divorcio por escrito y despedirla.
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Jesús les respondió:
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pero desde el principio de la creación “Dios los hizo hombre y mujer”
.
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“Esto explica por qué un hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa,
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y los dos se convierten en uno solo”
. Como ya no son dos sino uno,
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que nadie separe lo que Dios ha unido.
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Más tarde, cuando quedó a solas con sus discípulos en la casa, ellos sacaron el tema de nuevo.
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Él les dijo:
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y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio».
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Jesús bendice a los niños
Cierto día, algunos padres llevaron a sus niños a Jesús para que los tocara y los bendijera, pero los discípulos regañaron a los padres por molestarlo.
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Cuando Jesús vio lo que sucedía, se enojó con sus discípulos y les dijo:
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Les digo la verdad, el que no reciba el reino de Dios como un niño nunca entrará en él».
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Entonces tomó a los niños en sus brazos y después de poner sus manos sobre la cabeza de ellos, los bendijo.
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El hombre rico
Cuando Jesús estaba por emprender su camino a Jerusalén, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó:
—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
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—preguntó Jesús—.
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pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: «No asesines; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; no estafes a nadie; honra a tu padre y a tu madre»
.
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—Maestro —respondió el hombre—, he obedecido todos esos mandamientos desde que era joven.
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Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él.
—le dijo—.
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Al oír esto, el hombre puso cara larga y se fue triste porque tenía muchas posesiones.