17
El hombre rico
Cuando Jesús estaba por emprender su camino a Jerusalén, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó:
—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
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—preguntó Jesús—.
19
pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: «No asesines; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; no estafes a nadie; honra a tu padre y a tu madre»
.
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—Maestro —respondió el hombre—, he obedecido todos esos mandamientos desde que era joven.
21
Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él.
—le dijo—.
22
Al oír esto, el hombre puso cara larga y se fue triste porque tenía muchas posesiones.
23
Jesús miró a su alrededor y dijo a sus discípulos:
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Los discípulos quedaron asombrados de sus palabras. Pero Jesús volvió a decir:
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De hecho, ¡es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios!».
26
Los discípulos quedaron atónitos.
—Entonces, ¿quién podrá ser salvo? —preguntaron.
27
Jesús los miró fijamente y dijo: