8
Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios. No se digan simplemente el uno al otro: “Estamos a salvo porque somos descendientes de Abraham”. Eso no significa nada, porque les digo que Dios puede crear hijos de Abraham de estas mismas piedras.
9
Ahora mismo el hacha del juicio de Dios está lista para cortar las raíces de los árboles. Así es, todo árbol que no produzca buenos frutos será cortado y arrojado al fuego.
10
Las multitudes preguntaron:
—¿Qué debemos hacer?
11
Juan contestó:
—Si tienes dos camisas, da una a los pobres. Si tienes comida, comparte con los que tienen hambre.
12
Hasta los corruptos recaudadores de impuestos vinieron a bautizarse y preguntaron:
—Maestro, ¿qué debemos hacer?
13
Él les contestó:
—No recauden más impuestos de lo que el gobierno requiere.
14
—¿Qué debemos hacer nosotros? —preguntaron algunos soldados.
Juan les contestó:
—No extorsionen ni hagan falsas acusaciones, y estén satisfechos con su salario.
15
Todos esperaban que el Mesías viniera pronto, y tenían muchas ganas de saber si Juan era el Mesías.
16
Juan contestó a sus preguntas diciendo: «Yo los bautizo con
agua, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
17
Él está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».
18
Juan usó muchas advertencias similares al anunciar la Buena Noticia al pueblo.