8
Entonces ellas recordaron lo que Jesús había dicho.
9
Así que regresaron corriendo de la tumba a contarles a los once discípulos y a todos los demás lo que había sucedido.
10
Fueron María Magdalena, Juana, María la madre de Santiago y varias mujeres más quienes contaron a los apóstoles lo que pasó.
11
Pero a los hombres el relato les pareció una tontería, y no les creyeron.
12
Sin embargo, Pedro se levantó de un salto y corrió a la tumba para ver por sí mismo. Agachándose, miró hacia adentro y vio solo los lienzos de lino, vacíos; luego regresó a la casa, preguntándose qué habría ocurrido.
13
De camino a Emaús
Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban camino al pueblo de Emaús, a unos once kilómetros
de Jerusalén.
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Al ir caminando, hablaban acerca de las cosas que habían sucedido.
15
Mientras conversaban y hablaban, de pronto Jesús mismo se apareció y comenzó a caminar con ellos;
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pero Dios impidió que lo reconocieran.
17
Él les preguntó:
Se detuvieron de golpe, con sus rostros cargados de tristeza.
18
Entonces uno de ellos, llamado Cleofas, contestó:
—Tú debes de ser la única persona en Jerusalén que no oyó acerca de las cosas que han sucedido allí en los últimos días.
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—preguntó Jesús.
—Las cosas que le sucedieron a Jesús, el hombre de Nazaret —le dijeron—. Era un profeta que hizo milagros poderosos, y también era un gran maestro a los ojos de Dios y de todo el pueblo.
20
Sin embargo, los principales sacerdotes y otros líderes religiosos lo entregaron para que fuera condenado a muerte, y lo crucificaron.
21
Nosotros teníamos la esperanza de que fuera el Mesías que había venido para rescatar a Israel. Todo esto sucedió hace tres días.
22
»No obstante, algunas mujeres de nuestro grupo de seguidores fueron a su tumba esta mañana temprano y regresaron con noticias increíbles.
23
Dijeron que el cuerpo había desaparecido y que habían visto a ángeles, quienes les dijeron ¡que Jesús está vivo!
24
Algunos de nuestros hombres corrieron para averiguarlo, y efectivamente el cuerpo no estaba, tal como las mujeres habían dicho.
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Entonces Jesús les dijo:
26
¿Acaso no profetizaron claramente que el Mesías tendría que sufrir todas esas cosas antes de entrar en su gloria?
27
Entonces Jesús los guió por los escritos de Moisés y de todos los profetas, explicándoles lo que las Escrituras decían acerca de él mismo.
28
Para entonces ya estaban cerca de Emaús y del final del viaje. Jesús hizo como que iba a seguir adelante,