23
Dijeron que el cuerpo había desaparecido y que habían visto a ángeles, quienes les dijeron ¡que Jesús está vivo!
24
Algunos de nuestros hombres corrieron para averiguarlo, y efectivamente el cuerpo no estaba, tal como las mujeres habían dicho.
25
Entonces Jesús les dijo:
26
¿Acaso no profetizaron claramente que el Mesías tendría que sufrir todas esas cosas antes de entrar en su gloria?
27
Entonces Jesús los guió por los escritos de Moisés y de todos los profetas, explicándoles lo que las Escrituras decían acerca de él mismo.
28
Para entonces ya estaban cerca de Emaús y del final del viaje. Jesús hizo como que iba a seguir adelante,
29
pero ellos le suplicaron: «Quédate con nosotros esta noche, ya que se está haciendo tarde». Entonces los acompañó a la casa.
30
Al sentarse a comer,
tomó el pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos.
31
De pronto, se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Y, en ese instante, Jesús desapareció.
32
Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».
33
En menos de una hora, estaban de regreso a Jerusalén. Allí encontraron a los once discípulos y a los otros que se habían reunido con ellos,