26
»“Sí —respondió el rey—, y a los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen.
27
En cuanto a esos enemigos míos que no querían que yo fuera su rey, tráiganlos y ejecútenlos aquí mismo en mi presencia”».
28
Entrada triunfal de Jesús
Después de contar esa historia, Jesús siguió rumbo a Jerusalén, caminando delante de sus discípulos.
29
Al llegar a las ciudades de Betfagé y Betania, en el monte de los Olivos, mandó a dos discípulos que se adelantaran.
30
—les dijo—.
31
Si alguien les pregunta: “¿Por qué desatan al burrito?”, simplemente digan: “El Señor lo necesita”».
32
Así que ellos fueron y encontraron el burrito tal como lo había dicho el Señor.
33
Y, efectivamente, mientras lo desataban, los dueños les preguntaron:
—¿Por qué desatan ese burrito?
34
Y los discípulos simplemente contestaron:
—El Señor lo necesita.
35
Entonces le llevaron el burrito a Jesús y pusieron sus prendas encima para que él lo montara.
36
A medida que Jesús avanzaba, la multitud tendía sus prendas sobre el camino delante de él.