24
»El hombre rico gritó: “¡Padre Abraham, ten piedad! Envíame a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua. Estoy en angustia en estas llamas”.
25
»Abraham le dijo: “Hijo, recuerda que tuviste todo lo que quisiste durante tu vida, y Lázaro no tuvo nada. Ahora él está aquí recibiendo consuelo y tú estás en angustia.
26
Además, hay un gran abismo que nos separa. Ninguno de nosotros puede cruzar hasta allí, y ninguno de ustedes puede cruzar hasta aquí”.
27
»Entonces el hombre rico dijo: “Por favor, padre Abraham, al menos envíalo a la casa de mi padre.
28
Tengo cinco hermanos y quiero advertirles que no terminen en este lugar de tormento”.
29
»Abraham le dijo: “Moisés y los profetas ya les advirtieron. Tus hermanos pueden leer lo que ellos escribieron”.
30
»El hombre rico respondió: “¡No, padre Abraham! Pero si se les envía a alguien de los muertos ellos se arrepentirán de sus pecados y volverán a Dios”.
31
»Pero Abraham le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no escucharán por más que alguno se levantara de los muertos”».