25
De modo que regresa y encuentra que su antigua casa está barrida y en orden.
26
Entonces el espíritu busca a otros siete espíritus más malignos que él, y todos entran en la persona y viven allí. Y entonces esa persona queda peor que antes».
27
Mientras él hablaba, una mujer de la multitud exclamó: «¡Que Dios bendiga a tu madre, el vientre del cual saliste y los pechos que te amamantaron!».
28
Jesús respondió:
29
La señal de Jonás
Al apretujarse la multitud contra Jesús, él dijo:
30
Lo que le sucedió a él fue una señal para los habitantes de Nínive de que Dios lo había enviado. Lo que le suceda al Hijo del Hombre
será una señal para la gente de este tiempo de que él fue enviado por Dios.
31
»El día del juicio, la reina de Saba
se levantará contra esta generación y la condenará, porque vino de una tierra lejana para oír la sabiduría de Salomón. Ahora alguien superior a Salomón está aquí, pero ustedes se niegan a escuchar.
32
Los habitantes de Nínive también se levantarán contra esta generación el día del juicio y la condenarán, porque ellos se arrepintieron de sus pecados al escuchar la predicación de Jonás. Ahora alguien superior a Jonás está aquí, pero ustedes se niegan a arrepentirse.
33
La lámpara del cuerpo
34
»Tu ojo es una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, tu cuerpo está lleno de oscuridad.
35
Asegúrate de que la luz que crees tener no sea en realidad oscuridad.
36
Si estás lleno de luz, sin rincones oscuros, entonces toda tu vida será radiante, como si un reflector te llenara con su luz».
37
Jesús critica a los líderes religiosos
Mientras Jesús hablaba, uno de los fariseos lo invitó a comer en su casa. Jesús fue y se sentó a la mesa.
38
Su anfitrión se sorprendió de que se sentara a la mesa sin antes realizar la ceremonia de lavarse las manos que exigía la costumbre judía.
39
Entonces el Señor le dijo:
40
¡Necios! ¿No hizo Dios tanto el interior como el exterior?
41
Por lo tanto, limpien el interior dando de sus bienes a los pobres, y quedarán completamente limpios.
42
»¡Qué aflicción les espera, fariseos! Pues se cuidan de dar el diezmo sobre el más mínimo ingreso de sus jardines de hierbas,
pero pasan por alto la justicia y el amor de Dios. Es cierto que deben diezmar, pero sin descuidar las cosas más importantes.
43
»¡Qué aflicción les espera, fariseos! Pues les encanta ocupar los asientos de honor en las sinagogas y recibir saludos respetuosos cuando caminan por las plazas.
44
¡Sí, qué aflicción les espera! Pues son como tumbas escondidas en el campo. Las personas caminan sobre ellas sin saber de la corrupción que están pisando».
45
—Maestro —le dijo un experto en la ley religiosa—, nos has insultado a nosotros también con lo que has dicho.