3 Por lo tanto, dile al pueblo: “A todo aquel que le falte valentía o que tenga miedo, que abandone este monte
y se vaya a su casa”». Así que veintidós mil de ellos se fueron a su casa, y quedaron solo diez mil dispuestos a pelear.
4 Pero el Señor
le dijo a Gedeón: «Todavía son demasiados. Hazlos descender al manantial, y yo los pondré a prueba para determinar quién irá contigo y quién no».
5 Cuando Gedeón bajó con sus guerreros hasta el agua, el Señor
le dijo: «Divide a los hombres en dos grupos. En un grupo, pon a todos los que beban el agua en sus manos lamiéndola como hacen los perros. En el otro grupo, pon a todos los que se arrodillan para beber directamente del arroyo».
6 Solo trescientos de los hombres bebieron con las manos. Los demás se arrodillaron para beber con la boca en el arroyo.
7 Entonces el Señor
le dijo a Gedeón: «Con estos trescientos hombres, rescataré a Israel y te daré la victoria sobre los madianitas. Envía a todos los demás a su casa».
8 Así que Gedeón recogió las provisiones y los cuernos de carnero de los otros guerreros y mandó a cada uno de ellos a su casa, pero se quedó con los trescientos hombres.
El campamento madianita estaba en el valle, directamente abajo de donde se encontraba Gedeón.
9 Esa noche el Señor
le dijo: «¡Levántate! ¡Desciende al campamento madianita, porque te he dado la victoria sobre ellos!
10 Pero si tienes miedo de atacar, desciende al campamento con tu siervo Fura.
11 Escucha lo que dicen los madianitas, y cobrarás mucho ánimo. Entonces estarás ansioso por atacar».
Así que Gedeón, acompañado por Fura, descendió hasta el límite del campamento enemigo.
12 Los ejércitos de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente se habían establecido en el valle como un enjambre de langostas. Sus camellos eran como los granos de arena a la orilla del mar, ¡imposibles de contar!
13 Entonces Gedeón se acercó sigilosamente, precisamente cuando un hombre le contaba un sueño a su compañero.
—Tuve un sueño —decía el hombre— en el cual un pan de cebada venía rodando cuesta abajo hacia el campamento madianita; ¡entonces cuando golpeaba una carpa, la volteaba y la aplastaba!
14 Su compañero le respondió:
—Tu sueño solo puede significar una cosa: ¡Dios le ha dado a Gedeón, hijo de Joás, el israelita, la victoria sobre Madián y todos sus aliados!
15 Cuando Gedeón oyó el sueño y la interpretación, se inclinó en adoración ante el Señor
.
Luego regresó al campamento israelita y gritó: «¡Levántense, porque el Señor
les ha dado la victoria sobre las multitudes madianitas!».
16 Así que dividió a los trescientos hombres en tres grupos y le dio a cada hombre un cuerno de carnero y una vasija de barro con una antorcha adentro.
17 Después les dijo: «Fíjense en mí. Cuando yo llegue al límite del campamento, hagan lo mismo que yo.
18 En cuanto yo y los que están conmigo toquemos los cuernos de carnero, ustedes también toquen sus cuernos alrededor de todo el campamento y griten: “¡Por el Señor
y por Gedeón!”».
19 Fue apenas pasada la medianoche,
después del cambio de guardia, cuando Gedeón y los cien hombres que iban con él llegaron al límite del campamento madianita. Entonces de un momento al otro, tocaron los cuernos de carnero y rompieron las vasijas de barro.
20 Enseguida los tres grupos tocaron juntos los cuernos y rompieron las vasijas. Con la mano izquierda sostenían la antorcha ardiente, y en la mano derecha llevaban el cuerno, y todos gritaban: «¡Una espada por el Señor
y también por Gedeón!».
21 Cada hombre permaneció en su puesto alrededor del campamento, y observaron cómo los madianitas corrían de un lado a otro, llenos de pánico y gritando mientras se daban a la fuga.
22 Cuando los trescientos israelitas tocaron los cuernos de carnero, el Señor
hizo que los guerreros del campamento pelearan entre sí con sus espadas. Los que quedaron con vida huyeron a lugares tan lejanos como Bet-sita, cerca de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola, cerca de Tabat.
23 Entonces Gedeón mandó a buscar a los guerreros de Neftalí, de Aser y de Manasés, quienes se unieron para dar caza al ejército de Madián.

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Jueces 7:3 Ahora pues, proclama a oídos del pueblo, diciendo: "Cualquiera que tenga miedo y tiemble, que regrese y parta del monte Galaad." Y veintidós mil personas regresaron, pero quedaron diez mil.

English Standard Version ESV

Judges 7:3 Now therefore proclaim in the ears of the people, saying, 'Whoever is fearful and trembling, let him return home and hurry away from Mount Gilead.'" Then 22,000 of the people returned, and 10,000 remained.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Jueces 7:3 Haz pues ahora pregonar, que lo oiga el pueblo, diciendo: El que teme y se estremece, madrugue y regrese desde el monte de Galaad. Y regresaron de los del pueblo veintidós mil; y quedaron diez mil

King James Version KJV

Judges 7:3 Now therefore go to, proclaim in the ears of the people, saying, Whosoever is fearful and afraid, let him return and depart early from mount Gilead. And there returned of the people twenty and two thousand; and there remained ten thousand.

New King James Version NKJV

Judges 7:3 Now therefore, proclaim in the hearing of the people, saying, 'Whoever is fearful and afraid, let him turn and depart at once from Mount Gilead.' " And twenty-two thousand of the people returned, and ten thousand remained.

Nueva Versión Internacional NVI

Jueces 7:3 anúnciale ahora al pueblo: “¡Cualquiera que esté temblando de miedo, que se vuelva y se retire del monte de Galaad!”» Así que se volvieron veintidós mil hombres, y se quedaron diez mil.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Jueces 7:3 Haz pues ahora pregonar, que lo oiga el pueblo, diciendo: El que teme y se estremece, madrugue y vuélvase desde el monte de Galaad. Y volviéronse de los del pueblo veintidós mil: y quedaron diez mil.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Jueces 7:3 Haz pues ahora pregonar, que lo oiga el pueblo, diciendo: El que teme y se estremece, madrugue y vuélvase desde el monte de Galaad. Y se volvieron de los del pueblo veintidós mil; y quedaron diez mil.

Herramientas de Estudio para Jueces 7:3-23