18
Antes de la batalla, los israelitas fueron a Betel y le preguntaron a Dios:
—¿Cuál de las tribus debe ser la primera en atacar a la gente de Benjamín?
El Señor
contestó:
—Judá debe ir primero.
19
Entonces los israelitas salieron temprano a la mañana siguiente y acamparon cerca de Guibeá.
20
Después avanzaron hacia Guibeá para atacar a los hombres de Benjamín.
21
Pero los guerreros de Benjamín, que estaban defendiendo la ciudad, salieron y mataron ese día a veintidós mil israelitas en el campo de batalla.
22
Sin embargo, los israelitas se animaron unos a otros y otra vez tomaron sus posiciones en el mismo lugar donde habían luchado el día anterior.
23
Pues habían subido a Betel y habían llorado en presencia del Señor
hasta la noche. Le habían preguntado al Señor
:
—¿Debemos salir nuevamente a pelear contra nuestros parientes de Benjamín?
Y el Señor
había dicho:
—Salgan a pelear contra ellos.
24
Así que, al día siguiente, volvieron a pelear contra los hombres de Benjamín,
25
pero los hombres de Benjamín mataron a otros dieciocho mil israelitas, todos ellos expertos en el uso de la espada.
26
Entonces todos los israelitas subieron a Betel y lloraron en presencia del Señor
, y ayunaron hasta la noche. También le llevaron al Señor
ofrendas quemadas y ofrendas de paz.
27
Los israelitas fueron a buscar dirección del Señor
. (En esos días el arca del pacto de Dios estaba en Betel,
28
y el sacerdote era Finees, hijo de Eleazar y nieto de Aarón). Los israelitas le preguntaron al Señor
:
—¿Debemos volver a pelear contra nuestros parientes de Benjamín o debemos detenernos?
El Señor
dijo:
—¡Vayan! Mañana se los entregaré.