23
Jesús continuó diciendo:
24
Por eso dije que morirán en sus pecados; porque, a menos que crean que Y
S
quien afirmo ser,
morirán en sus pecados».
25
—¿Y quién eres? —preguntaron.
26
Tengo mucho para decir acerca de ustedes y mucho para condenar, pero no lo haré. Pues digo solo lo que oí del que me envió, y él es totalmente veraz.
27
Pero ellos seguían sin entender que les hablaba de su Padre.
28
Por eso Jesús dijo:
29
Y el que me envió está conmigo, no me ha abandonado. Pues siempre hago lo que a él le agrada».
30
Entonces muchos de los que oyeron sus palabras creyeron en él.
31
Jesús y Abraham
Jesús les dijo a los que creyeron en él:
32
y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
33
—Nosotros somos descendientes de Abraham —le respondieron—, nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Qué quieres decir con “los hará libres”?
34
Jesús contestó:
35
Un esclavo no es un miembro permanente de la familia, pero un hijo sí forma parte de la familia para siempre.
36
Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres.
37
Claro que me doy cuenta de que son descendientes de Abraham. Aun así, algunos de ustedes procuran matarme porque no tienen lugar para mi mensaje en su corazón.
38
Yo les cuento lo que vi cuando estaba con mi Padre, pero ustedes siguen el consejo de su padre.
39
—¡Nuestro padre es Abraham! —declararon.
—respondió Jesús—
40
En cambio, procuran matarme porque les dije la verdad, la cual oí de Dios. Abraham nunca hizo algo así.
41
—¡Nosotros no somos hijos ilegítimos! —respondieron—, Dios mismo es nuestro verdadero Padre.
42
Jesús les dijo:
43
¿Por qué no pueden entender lo que les digo? ¡Es porque ni siquiera toleran oírme!