10
Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer:
11
—Ni uno, Señor —dijo ella.
—le dijo Jesús—.
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12
Jesús, la luz del mundo
Jesús habló una vez más al pueblo y dijo:
13
Los fariseos respondieron:
—¡Tú haces esas declaraciones acerca de ti mismo! Un testimonio así no es válido.
14
—respondió Jesús—.
15
Ustedes me juzgan con criterios humanos, pero yo no juzgo a nadie.
16
Y, si lo hiciera, mi juicio sería correcto en todo sentido, porque no estoy solo. El Padre,
quien me envió, está conmigo.
17
La misma ley de ustedes establece que, si dos personas concuerdan en algo, su testimonio se acepta como un hecho.
18
Yo soy uno de los testigos, y mi Padre, quien me envió, es el otro.
19
—¿Dónde está tu padre? —le preguntaron.
Jesús contestó:
20
Jesús dijo todo esto mientras enseñaba en la parte del templo conocida como la tesorería, pero no lo arrestaron, porque aún no había llegado su momento.