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Solo el Espíritu da vida eterna; los esfuerzos humanos no logran nada. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida,
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(Pues Jesús sabía, desde un principio, quiénes eran los que no creían y también quién lo traicionaría).
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Entonces les dijo:
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A partir de ese momento, muchos de sus discípulos se apartaron de él y lo abandonaron.
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Entonces Jesús, mirando a los Doce, les preguntó:
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Simón Pedro le contestó:
—Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes las palabras que dan vida eterna.
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Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
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Entonces Jesús dijo:
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Se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, uno de los doce, quien más tarde lo traicionaría.