8
—dijo Jesús—,
9
Lo hizo para que se cumplieran sus propias palabras:
10
Entonces Simón Pedro sacó una espada y le cortó la oreja derecha a Malco, un esclavo del sumo sacerdote.
11
Pero Jesús le dijo a Pedro:
12
Jesús en la casa del sumo sacerdote
Así que los soldados, el oficial que los comandaba y los guardias del templo arrestaron a Jesús y lo ataron.
13
Primero lo llevaron ante Anás, el suegro de Caifás, quien era sumo sacerdote en ese momento.
14
Caifás era el que les había dicho a los otros líderes judíos: «Es mejor que muera un solo hombre por el pueblo».
15
Primera negación de Pedro
Simón Pedro y otro discípulo siguieron a Jesús. Ese otro discípulo conocía al sumo sacerdote, así que le permitieron entrar con Jesús al patio del sumo sacerdote.
16
Pedro tuvo que quedarse afuera, junto a la puerta. Entonces el discípulo que conocía al sumo sacerdote habló con la mujer que cuidaba la puerta, y ella dejó entrar a Pedro.
17
La mujer le preguntó a Pedro:
—¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?
—No —le contestó Pedro—, no lo soy.
18
Como hacía frío, los sirvientes de la casa y los guardias habían hecho una fogata con carbón. Estaban allí de pie, junto al fuego, calentándose, y Pedro estaba con ellos, también calentándose.