4
Sin embargo, Judas Iscariote, el discípulo que pronto lo traicionaría, dijo:
5
«Ese perfume valía el salario de un año.
Hubiera sido mejor venderlo para dar el dinero a los pobres».
6
No es que a Judas le importaran los pobres; en verdad, era un ladrón y, como estaba a cargo del dinero de los discípulos, a menudo robaba una parte para él.
7
Jesús respondió:
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Siempre habrá pobres entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán».
9
Cuando todos los habitantes
de esa región se enteraron de que Jesús había llegado, corrieron en masa para verlo a él y también a Lázaro, el hombre al que Jesús había resucitado de los muertos.
10
Entonces los principales sacerdotes decidieron matar a Lázaro también,
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ya que, por causa de él, muchos los habían abandonado a ellos
y ahora creían en Jesús.
12
Entrada triunfal de Jesús
Al día siguiente, la noticia de que Jesús iba camino a Jerusalén corrió por toda la ciudad. Una gran multitud de visitantes que habían venido para la Pascua
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tomaron ramas de palmera y salieron al camino para recibirlo. Gritaban:
«¡Alabado sea Dios!
¡Bendiciones al que viene en el nombre del Señor
!
¡Viva el Rey de Israel!»
.
14
Jesús encontró un burrito y se montó en él; así se cumplió la profecía que dice:
15
«No temas, pueblo de Jerusalén.
Mira, tu Rey ya viene
montado en la cría de una burra»
.
16
Sus discípulos no entendieron en ese momento que se trataba del cumplimiento de la profecía. Solo después de que Jesús entró en su gloria, se acordaron de lo sucedido y se dieron cuenta de que esas cosas se habían escrito acerca de él.
17
Muchos de la multitud habían estado presentes cuando Jesús llamó a Lázaro de la tumba y lo resucitó de los muertos, y se lo habían contado a otros.
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Por eso tantos salieron a recibir a Jesús, porque habían oído de esa señal milagrosa.
19
Entonces los fariseos se dijeron unos a otros: «Ya no hay nada que podamos hacer. ¡Miren, todo el mundo
se va tras él!».
20
Jesús anuncia su muerte
Algunos griegos que habían ido a Jerusalén para celebrar la Pascua
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le hicieron una visita a Felipe, que era de Betsaida de Galilea. Le dijeron: «Señor, queremos conocer a Jesús».
22
Felipe se lo comentó a Andrés, y juntos fueron a preguntarle a Jesús.
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Jesús respondió:
24
Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas.