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Desde el manantial de Tapúa, la frontera de Manasés seguía por el barranco de Caná hasta el mar Mediterráneo.
Varias ciudades al sur del barranco estaban dentro del territorio de Manasés, pero en realidad pertenecían a la tribu de Efraín.
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En términos generales, la tierra situada al sur del barranco pertenecía a Efraín y la tierra al norte del barranco era de Manasés. El límite de Manasés se extendía por el norte del barranco y terminaba en el mar Mediterráneo. Al norte de Manasés, se encontraba el territorio de Aser, y hacia el oriente, estaba el territorio de Isacar.
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Sin embargo, las siguientes ciudades dentro del territorio de Isacar y del de Aser se le entregaron a Manasés: Bet-sán,
Ibleam, Dor (también llamada Nafot-dor),
Endor, Taanac y Meguido, cada una con sus asentamientos vecinos.
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Pero los descendientes de Manasés no pudieron conquistar esas ciudades. Fueron incapaces de expulsar a los cananeos, quienes siguieron viviendo allí.
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Sin embargo, tiempo después, cuando los israelitas se hicieron más poderosos, forzaron a los cananeos a que trabajaran como esclavos; pero no los expulsaron de la tierra.
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Los descendientes de José se presentaron ante Josué y le preguntaron:
—¿Por qué nos diste solamente una porción de tierra para habitar si el Señor
nos bendijo con tanta gente?
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Josué contestó:
—Si ustedes son tantos y la zona montañosa de Efraín no les alcanza, despejen sectores de tierra en el bosque, donde viven los ferezeos y los refaítas.
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Los descendientes de José respondieron:
—Es cierto que la zona montañosa no es lo suficientemente grande para nosotros. Pero todos los cananeos de las tierras bajas tienen carros de guerra hechos de hierro, tanto los que viven en Bet-sán y en sus asentamientos vecinos como los que habitan el valle de Jezreel. Son demasiado poderosos para nosotros.
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Entonces Josué dijo a la tribu de Efraín y a la de Manasés, los descendientes de José:
—Ya que ustedes son tan fuertes y numerosos, se les dará más de una porción de tierra.
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Los bosques de la zona montañosa también serán suyos. Despejen toda la tierra que quieran de allí y tomen posesión de sus extremos más lejanos. Y también expulsarán a los cananeos de los valles, aunque ellos sean fuertes y tengan carros de guerra hechos de hierro.