7
Entonces la tripulación echó suertes para ver quién había ofendido a los dioses y causado tan terrible tempestad. Cuando lo hicieron, la suerte señaló a Jonás como el culpable.
8
Así que los marineros le reclamaron:
—¿Por qué nos ha venido esta espantosa tormenta? ¿Quién eres? ¿En qué trabajas? ¿De qué país eres? ¿Cuál es tu nacionalidad?
9
—Soy hebreo —contestó Jonás— y temo al Señor
, Dios del cielo, quien hizo el mar y la tierra.
10
Los marineros se aterraron al escuchar esto, porque Jonás ya les había contado que huía del Señor
.
—¿Ay, por qué lo hiciste? —gimieron.
11
Como la tormenta seguía empeorando, le preguntaron:
—¿Qué debemos hacer contigo para detener esta tempestad?
12
—Échenme al mar —contestó Jonás— y volverá la calma. Yo sé que soy el único culpable de esta terrible tormenta.
13
Sin embargo, los marineros remaron con más fuerza para llevar el barco a tierra, pero la tempestad era tan violenta que no lo lograron.
14
Entonces clamaron al Señor
, Dios de Jonás: «Oh Señor
—le rogaron—, no nos dejes morir por el pecado de este hombre y no nos hagas responsables de su muerte. Oh Señor
, has enviado esta tormenta sobre él y solo tú sabes por qué».
15
Entonces los marineros tomaron a Jonás y lo lanzaron al mar embravecido, ¡y al instante se detuvo la tempestad!
16
Los marineros quedaron asombrados por el gran poder del Señor
, le ofrecieron un sacrificio y prometieron servirle.
17
Entre tanto, el Señor
había provisto que un gran pez se tragara a Jonás; y Jonás estuvo dentro del pez durante tres días y tres noches.