2
«¿Podrías ser paciente y permitirme que te diga unas palabras?
Pues, ¿quién podría quedarse callado?
3
»Antes alentabas a mucha gente
y fortalecías a los débiles.
4
Tus palabras daban apoyo a los que caían;
animabas a los de rodillas temblorosas.
5
Sin embargo, ahora que las desgracias te acosan, te desanimas;
te llenas de miedo cuando te afectan a ti.
6
¿No te da confianza tu reverencia a Dios?
¿No te da esperanza tu vida de integridad?
7
»¡Detente a pensar! ¿Mueren los inocentes?
¿Cuándo han sido destruidos los justos?
8
La experiencia me dice que los que siembran problemas
y cultivan el mal, eso cosecharán.
9
Un soplo de Dios los destruye
y se desvanecen con una ráfaga de su enojo.
10
Ruge el león y gruñen los gatos monteses,
pero a los leones fuertes se les romperán los dientes.
11
El feroz león morirá de hambre por falta de presa,
y los cachorros de la leona serán dispersados.
12
»En secreto recibí esta verdad,
como si me la hubieran susurrado al oído.