8
Aunque sus raíces hayan envejecido en la tierra
y su tocón esté podrido,
9
al sentir el agua renacerá
y echará nuevos brotes como un árbol recién plantado.
10
»En cambio, cuando los seres humanos mueren, pierden su fuerza;
dan su último suspiro, y después, ¿dónde están?
11
Como el agua se evapora de un lago
y el río desaparece en la sequía,
12
así mismo la gente yace en la tumba y jamás se levanta.
Hasta que los cielos dejen de existir, nadie despertará
ni será perturbado de su sueño.
13
»¡Cómo quisiera que me escondieras en la tumba
y que allí me dejaras olvidado hasta que pase tu enojo!
¡Pero anota en tu calendario para que te acuerdes de mí!
14
¿Pueden los muertos volver a vivir?
De ser así, esto me daría esperanza durante todos mis años de lucha
y con anhelo esperaría la liberación de la muerte.
15
Me llamarías y yo te respondería,
y tú me añorarías a mí, la obra de tus manos.
16
Entonces, cuidarías mis pasos
en lugar de vigilar mis pecados.
17
Mis pecados estarían sellados en una bolsa
y cubrirías mi culpa.
18
»En cambio, de la manera que las montañas caen y se derrumban
y como las rocas se despeñan por el precipicio,
19
como el agua desgasta las piedras
y las inundaciones arrastran la tierra,
así mismo tú destruyes la esperanza de la gente.
20
Tú siempre puedes más que ellos, y desaparecen de la escena.
Los desfiguras cuando mueren y los despides.
21
Ellos nunca saben si sus hijos crecen con honor
o si se hunden en el olvido.
22
Sufren con dolor;
su vida está llena de desgracia».