35
Hagan que Babilonia sufra como nos hizo sufrir a nosotros
—dice la gente de Sión—.
Hagan que el pueblo de Babilonia pague por derramar nuestra sangre»,
dice Jerusalén.
36
Venganza del Señor
sobre Babilonia
Esto dice el Señor
a Jerusalén:
«Yo seré tu abogado para defender tu causa
y te vengaré.
Secaré su río,
tal como sus fuentes de agua,
37
y Babilonia se convertirá en un montón de ruinas,
frecuentada por chacales.
Será objeto de horror y menosprecio,
un lugar donde no vive nadie.
38
Sus habitantes rugirán juntos como leones fuertes;
gruñirán como cachorros de león.
39
Y mientras estén sonrojados por el vino,
les prepararé otra clase de banquete.
Los haré beber hasta que se duerman
y nunca se despertarán
—dice el Señor
—.
40
Los llevaré
como a corderos al matadero,
como a carneros y chivos para el sacrificio.
41
»¡Cómo ha caído Babilonia,
la gran Babilonia, aclamada en toda la tierra!
Ahora se ha convertido en objeto de horror
entre las naciones.
42
El mar ha subido sobre Babilonia;
está cubierta por las violentas olas.
43
Sus ciudades ahora quedan en ruinas;
es una árida tierra baldía
donde no vive nadie, ni nadie pasa por allí.
44
Entonces yo castigaré a Bel, el dios de Babilonia,
y haré que vomite todo lo que se comió.
Nunca más las naciones vendrán a rendirle culto.
¡La muralla de Babilonia ha caído!
45
Mensaje a los desterrados
»Sal, pueblo mío, huye de Babilonia.
¡Sálvense! Huyan del terrible enojo del Señor
.
46
Pero no tengan pánico ni temor
cuando oigan los primeros rumores de que se acercan los soldados.
Pues los rumores seguirán llegando año tras año.
Estallará la violencia en la tierra
en tanto los líderes se peleen unos contra otros.
47
Pues ciertamente se acerca la hora
cuando castigaré a esta gran ciudad y a todos sus ídolos.
Toda su tierra será avergonzada,
y sus muertos caerán en las calles.
48
Entonces los cielos y la tierra se alegrarán,
porque del norte los ejércitos destructores
vendrán contra Babilonia —dice el Señor
—.
49
Así como Babilonia mató a la gente de Israel
y a la gente de otros pueblos por todo el mundo,
así mismo debe morir su gente.
50
¡Váyanse, todos ustedes que escaparon de la espada!
¡No se detengan para mirar, huyan mientras puedan!
Recuerden al Señor
, aunque estén en una tierra lejana,
y piensen en su hogar en Jerusalén».
51
«Estamos avergonzados —dicen los del pueblo—.
Estamos ofendidos y en desgracia
porque extranjeros profanaron
el templo del Señor
».
52
«Sí —dice el Señor
—, pero se acerca la hora
en que destruiré los ídolos de Babilonia.
Los quejidos de la gente herida
se oirán por toda la tierra.
53
Aunque Babilonia llegue tan alto como los cielos
y haga sus fortificaciones increíblemente resistentes,
aun así yo enviaré enemigos para que la saqueen.
¡Yo, el Señor
, he hablado!
54
Destrucción completa de Babilonia
»¡Escuchen! Oigan el llanto de Babilonia,
el sonido de la gran destrucción que surge de la tierra de los babilonios.
55
Pues el Señor
destruye a Babilonia;
silenciará su vozarrón.
Oleadas de enemigos golpean contra ella;
resuenan en la ciudad los ruidos de batalla.