11 ¡Afilen las flechas!
¡Alcen los escudos!
Pues el Señor
ha incitado a los reyes de Media
a que marchen contra Babilonia y la destruyan.
Esta es su venganza contra los que
profanaron su templo.
12 ¡Levanten la bandera de guerra contra Babilonia!
Refuercen la guardia y pongan centinelas.
Preparen la emboscada
porque el Señor
llevará a cabo todos sus planes contra Babilonia.
13 Tú eres una ciudad junto a un gran río,
un gran centro comercial,
pero tu fin ha llegado.
Se cortó el hilo de tu vida.
14 El Señor
de los Ejércitos Celestiales hizo este voto
y lo juró por su propio nombre:
«Tus ciudades se llenarán de enemigos,
como campos plagados de langostas,
y cantarán victoria sobre ti».
15 Himno de alabanza al Señor
El Señor
hizo la tierra con su poder
y la preserva con su sabiduría.
Con su propia inteligencia
desplegó los cielos.
16 Cuando habla en los truenos
los cielos se llenan de agua.
Él hace que las nubes se levanten sobre la tierra.
Envía el relámpago junto con la lluvia
y suelta el viento de sus depósitos.
17 ¡Toda la raza humana es necia y le falta conocimiento!
Los artesanos quedan deshonrados por los ídolos que hacen,
porque sus obras hechas con tanto esmero son un fraude.
Estos ídolos no tienen ni aliento ni poder.
18 Los ídolos son inútiles; ¡son mentiras ridículas!
En el día del juicio todos serán destruidos.
19 ¡Pero el Dios de Israel
no es ningún ídolo!
Él es el Creador de todo lo que existe,
incluido su pueblo, su posesión más preciada.
¡El Señor
de los Ejércitos Celestiales es su nombre!
20 Gran castigo de Babilonia
«Tú
eres mi hacha de guerra y mi espada
—dice el Señor
—.
Contigo destrozaré naciones
y destruiré muchos reinos.
21 Contigo destrozaré ejércitos,
destruiré al caballo y al jinete,
al carro de guerra y al conductor.
22 Contigo destrozaré a hombres y a mujeres,
a ancianos y a niños,
a jóvenes y a doncellas.
23 Contigo destrozaré a pastores y rebaños,
a campesinos y bueyes,
a capitanes y a oficiales.
24 »Le daré a Babilonia y a sus habitantes
el pago que se merecen
por todo el mal que le hizo
a mi pueblo en Jerusalén», dice el Señor
.
25 «¡Mira, oh poderosa montaña, destructora de la tierra!
Yo soy tu enemigo —dice el Señor
—.
Levantaré mi puño contra ti,
para derribarte desde las cumbres.
Cuando termine contigo
no serás más que un montón de escombros quemados.
26 Para siempre quedarás desolada;
aun tus piedras no volverán a usarse para construir.
Te aniquilarán por completo»,
dice el Señor
.
27 Levanten una bandera de señales a las naciones.
¡Hagan sonar el grito de guerra!
Movilicen a todas contra Babilonia.
¡Prepárenlas para luchar contra ella!
Convoquen a los ejércitos de Ararat, Mini y Asquenaz.
¡Nombren a un comandante
y traigan una multitud de caballos como una nube de langostas!
28 Levanten contra ella a los ejércitos de las naciones
dirigidos por los reyes de Media
y por todos sus capitanes y oficiales.
29 La tierra tiembla y se retuerce de dolor,
porque todos los planes del Señor
contra Babilonia no han cambiado.
Babilonia quedará desolada, sin un solo habitante.
30 Sus guerreros más poderosos ya no luchan más.
Permanecen en sus cuarteles, sin valentía;
se volvieron como mujeres.
Los invasores quemaron las casas
y derribaron las puertas de la ciudad.
31 Las noticias se transmiten de un mensajero al otro,
al paso que los mensajeros se apuran a avisarle al rey
que la ciudad ha sido tomada.
32 Se han cortado todas las rutas de fuga.
Los pantanos están en llamas
y el ejército se llenó de pánico.
33 Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
Dios de Israel:
«Babilonia es como el trigo en el campo de trillar
a punto de ser pisoteado.
Dentro de poco,
comenzará la cosecha».
34 «Nabucodonosor,
rey de Babilonia, nos devoró, nos aplastó
y nos dejó sin fuerzas.
Nos tragó como un gran monstruo
y llenó su barriga con nuestras riquezas.
Nos echó de nuestro propio país.
35 Hagan que Babilonia sufra como nos hizo sufrir a nosotros
—dice la gente de Sión—.
Hagan que el pueblo de Babilonia pague por derramar nuestra sangre»,
dice Jerusalén.
36 Venganza del Señor
sobre Babilonia
Esto dice el Señor
a Jerusalén:
«Yo seré tu abogado para defender tu causa
y te vengaré.
Secaré su río,
tal como sus fuentes de agua,
37 y Babilonia se convertirá en un montón de ruinas,
frecuentada por chacales.
Será objeto de horror y menosprecio,
un lugar donde no vive nadie.
38 Sus habitantes rugirán juntos como leones fuertes;
gruñirán como cachorros de león.
39 Y mientras estén sonrojados por el vino,
les prepararé otra clase de banquete.
Los haré beber hasta que se duerman
y nunca se despertarán
—dice el Señor
—.
40 Los llevaré
como a corderos al matadero,
como a carneros y chivos para el sacrificio.
41 »¡Cómo ha caído Babilonia,
la gran Babilonia, aclamada en toda la tierra!
Ahora se ha convertido en objeto de horror
entre las naciones.
42 El mar ha subido sobre Babilonia;
está cubierta por las violentas olas.
43 Sus ciudades ahora quedan en ruinas;
es una árida tierra baldía
donde no vive nadie, ni nadie pasa por allí.
44 Entonces yo castigaré a Bel, el dios de Babilonia,
y haré que vomite todo lo que se comió.
Nunca más las naciones vendrán a rendirle culto.
¡La muralla de Babilonia ha caído!
45 Mensaje a los desterrados
»Sal, pueblo mío, huye de Babilonia.
¡Sálvense! Huyan del terrible enojo del Señor
.
46 Pero no tengan pánico ni temor
cuando oigan los primeros rumores de que se acercan los soldados.
Pues los rumores seguirán llegando año tras año.
Estallará la violencia en la tierra
en tanto los líderes se peleen unos contra otros.
47 Pues ciertamente se acerca la hora
cuando castigaré a esta gran ciudad y a todos sus ídolos.
Toda su tierra será avergonzada,
y sus muertos caerán en las calles.
48 Entonces los cielos y la tierra se alegrarán,
porque del norte los ejércitos destructores
vendrán contra Babilonia —dice el Señor
—.
49 Así como Babilonia mató a la gente de Israel
y a la gente de otros pueblos por todo el mundo,
así mismo debe morir su gente.
50 ¡Váyanse, todos ustedes que escaparon de la espada!
¡No se detengan para mirar, huyan mientras puedan!
Recuerden al Señor
, aunque estén en una tierra lejana,
y piensen en su hogar en Jerusalén».
51 «Estamos avergonzados —dicen los del pueblo—.
Estamos ofendidos y en desgracia
porque extranjeros profanaron
el templo del Señor
».
52 «Sí —dice el Señor
—, pero se acerca la hora
en que destruiré los ídolos de Babilonia.
Los quejidos de la gente herida
se oirán por toda la tierra.
53 Aunque Babilonia llegue tan alto como los cielos
y haga sus fortificaciones increíblemente resistentes,
aun así yo enviaré enemigos para que la saqueen.
¡Yo, el Señor
, he hablado!
54 Destrucción completa de Babilonia
»¡Escuchen! Oigan el llanto de Babilonia,
el sonido de la gran destrucción que surge de la tierra de los babilonios.
55 Pues el Señor
destruye a Babilonia;
silenciará su vozarrón.
Oleadas de enemigos golpean contra ella;
resuenan en la ciudad los ruidos de batalla.
56 Vienen contra Babilonia ejércitos destructores.
Apresan a sus hombres valientes
y sus armas se quiebran en sus manos.
Pues el Señor
es Dios que da justo castigo;
él siempre le da a cada cual su merecido.
57 Haré que sus autoridades y hombres sabios se emborrachen,
junto con sus capitanes, oficiales y guerreros.
¡Caerán dormidos
y nunca más se despertarán!»,
dice el Rey, cuyo nombre es
el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
58 Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales:
«Las gruesas murallas de Babilonia serán arrasadas
y sus inmensas puertas serán quemadas.
¡Los constructores de muchos países han trabajado en vano
porque su obra será destruida por fuego!».
59 Mensaje de Jeremías enviado a Babilonia
El profeta Jeremías le dio el siguiente mensaje a Seraías, hijo de Nerías y nieto de Maaseías, un oficial del Estado Mayor, cuando Seraías fue a Babilonia junto con el rey Sedequías de Judá. Esto sucedió durante el cuarto año del reinado de Sedequías.
60 Jeremías registró en un rollo todos los terribles desastres que pronto vendrían sobre Babilonia: todas las palabras escritas aquí.
61 Le dijo a Seraías: «Cuando llegues a Babilonia, lee en voz alta todo lo que está en este rollo.

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Jeremías 51:11 Afilad las flechas, llenad las aljabas; el SEÑOR ha despertado el espíritu de los reyes de Media, porque su plan contra Babilonia es destruirla; porque esta es la venganza del SEÑOR, la venganza de su templo.

English Standard Version ESV

Jeremiah 51:11 "Sharpen the arrows! Take up the shields!The LORD has stirred up the spirit of the kings of the Medes, because his purpose concerning Babylon is to destroy it, for that is the vengeance of the LORD, the vengeance for his temple.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Jeremías 51:11 Limpiad las saetas, embrazad los escudos; ha despertado el SEÑOR el espíritu de los reyes de Media; porque contra Babilonia es su pensamiento para destruirla; porque venganza es del SEÑOR, venganza es de su templo

King James Version KJV

Jeremiah 51:11 Make brighta the arrows; gather the shields: the LORD hath raised up the spirit of the kings of the Medes: for his device is against Babylon, to destroy it; because it is the vengeance of the LORD, the vengeance of his temple.

New King James Version NKJV

Jeremiah 51:11 Make the arrows bright! Gather the shields! The Lord has raised up the spirit of the kings of the Medes. For His plan is against Babylon to destroy it, Because it is the vengeance of the Lord, The vengeance for His temple.

Nueva Versión Internacional NVI

Jeremías 51:11 »¡Afilen las flechas!¡Ármense con escudos!El SEÑOR ha despertado el espíritude los reyes de Mediapara destruir a Babilonia.Esta es la venganza del SEÑOR,la venganza por su templo.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Jeremías 51:11 Limpiad las saetas, embrazad los escudos: despertado ha Jehová el espíritu de los reyes de Media; porque contra Babilonia es su pensamiento para destruirla; porque venganza es de Jehová, venganza de su templo.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Jeremías 51:11 Limpiad las saetas, embrazad los escudos; ha despertado el SEÑOR el espíritu de los reyes de Media; porque contra Babilonia es su pensamiento para destruirla; porque venganza es del SEÑOR, venganza es de su templo.

Herramientas de Estudio para Jeremías 51:11-61