30
Yo conozco su insolencia
—dice el Señor
—,
pero sus alardes están vacíos,
tan vacíos como sus hechos.
31
Así que ahora gimo por Moab,
de veras, me lamentaré por Moab.
Mi corazón está quebrantado por los hombres de Kir-hareset.
32
»Pueblo de Sibma, rico en viñedos,
lloraré por ti aún más de lo que lloré por Jazer.
Tus extensas vides en otro tiempo llegaban hasta el mar Muerto,
¡pero el destructor te ha dejado desnudo
y cosechó tus uvas y frutos de verano!
33
El gozo y la alegría desaparecieron de la fructífera Moab;
los lagares no producen vino.
Nadie pisa las uvas dando gritos de alegría.
Hay gritos, sí, pero no de alegría.
34
»En cambio, se pueden oír terribles gritos de terror desde Hesbón hasta Eleale y Jahaza; desde Zoar hasta Horonaim y Eglat-selisiya. Incluso las aguas de Nimrim ya están secas.
35
»Acabaré con Moab —dice el Señor
—, porque la gente ofrece sacrificios en los altares paganos y quema incienso a sus dioses falsos.
36
Mi corazón gime como una flauta por Moab y Kir-hareset porque ha desaparecido toda su riqueza.
37
La gente se rapa la cabeza y se afeita la barba en señal de luto. Se hacen cortaduras en las manos y se ponen ropa de tela áspera.
38
Hay llanto y dolor en cada hogar moabita y en cada calle. Pues hice pedazos a Moab como a una vasija vieja y despreciada.
39
¡Cómo quedó hecha añicos! ¡Escuchen los lamentos! ¡Miren la vergüenza de Moab! Se ha vuelto objeto de burla, ejemplo de ruina para todos sus vecinos».
40
Esto dice el Señor
:
«¡Miren! El enemigo cae en picada como un águila,
desplegando sus alas sobre Moab.