7
Tampoco edifiquen casas, ni planten cultivos, ni viñedos, sino que siempre vivan en carpas. Si ustedes obedecen estos mandamientos vivirán largas y buenas vidas en la tierra”.
8
Así que le hemos obedecido en todas estas cosas. Nunca hemos bebido vino hasta el día de hoy, ni tampoco nuestras esposas, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas.
9
No hemos construido casas ni hemos sido dueños de viñedos o granjas, ni sembramos campos.
10
Hemos vivido en carpas y hemos obedecido por completo los mandamientos de Jonadab, nuestro antepasado.
11
Sin embargo, cuando el rey Nabucodonosor
de Babilonia atacó este país tuvimos miedo del ejército de Babilonia
y del ejército de Aram. Así que decidimos mudarnos a Jerusalén. Por esa razón, estamos aquí».
12
Entonces el Señor
le dio a Jeremías el siguiente mensaje:
13
«Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ve y dile al pueblo de Judá y de Jerusalén: “Vengan y aprendan una lección de cómo obedecerme.
14
Los recabitas no beben vino hasta el día de hoy porque su antepasado Jonadab les dijo que no; pero yo les hablé a ustedes una y otra vez y se negaron a obedecerme.
15
Vez tras vez les envié profetas que decían: ‘Apártense de su conducta perversa y comiencen a hacer lo que es correcto. Dejen de rendir culto a otros dioses para que vivan en paz aquí en la tierra que les di a ustedes y a sus antepasados’; pero ustedes no querían escucharme ni obedecerme.
16
Los descendientes de Jonadab, hijo de Recab, han obedecido a su antepasado en todo, pero ustedes rehusaron escucharme”.
17
»Por lo tanto, esto dice el Señor
Dios de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Dado que ustedes se niegan a escuchar o a responder cuando llamo, enviaré sobre Judá y Jerusalén todos los desastres con que los amenacé”».