2
Esto dice el Señor
:
»Los que sobrevivan de la destrucción venidera
encontrarán bendiciones aun en las tierras áridas,
porque al pueblo de Israel le daré descanso».
3
Hace tiempo el Señor
le dijo a Israel:
«Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno.
Con amor inagotable te acerqué a mí.
4
Yo te reedificaré, mi virgen Israel.
Volverás a ser feliz
y con alegría danzarás con las panderetas.
5
De nuevo plantarás tus viñedos sobre las montañas de Samaria
y allí comerás de tus propios huertos.
6
Llegará el día cuando los centinelas gritarán
desde la zona montañosa de Efraín:
“Vengan, subamos a Jerusalén
a adorar al Señor
nuestro Dios”».
7
Ahora esto dice el Señor
:
«Canten con alegría por Israel.
¡Griten por la mejor de las naciones!
Griten de alabanza y alegría:
“¡Salva a tu pueblo, oh Señor
,
el remanente de Israel!”.
8
Pues los traeré del norte
y de los extremos más lejanos de la tierra.
No me olvidaré del ciego ni del cojo,
ni de las mujeres embarazadas ni de las que están en trabajo de parto.
¡Volverá un enorme grupo!
9
Por sus rostros correrán lágrimas de alegría,
y con mucho cuidado los guiaré a casa.
Caminarán junto a arroyos quietos
y por caminos llanos donde no tropezarán.
Pues soy el padre de Israel,
y Efraín es mi hijo mayor.
10
»Ustedes, naciones del mundo,
escuchen este mensaje del Señor
;
proclámenlo en las costas lejanas:
El Señor
que dispersó a su pueblo,
lo reunirá y lo cuidará
como hace un pastor con su rebaño.
11
Pues el Señor
ha rescatado a Israel
de manos más fuertes.
12
Vendrán a su tierra y entonarán canciones de alegría en las alturas de Jerusalén.
Estarán radiantes debido a los buenos regalos del Señor
:
abundancia de grano, vino nuevo y aceite de oliva,
y los rebaños y las manadas saludables.
Su vida será como un jardín bien regado
y desaparecerán todas sus tristezas.