20
»Por lo tanto, todos los cautivos en Babilonia, escuchen el mensaje del Señor
.
21
Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, acerca de los profetas que tienen —Acab, hijo de Colaías y Sedequías, hijo de Maaseías— que les dicen mentiras en mi nombre: “Yo los entregaré a Nabucodonosor
para que los ejecute delante de sus ojos.
22
Su horrible final será conocido por todos, entonces cuando los desterrados judíos quieran maldecir a alguien, dirán: ‘¡Que el Señor
te haga como a Sedequías y a Acab, a quienes el rey de Babilonia quemó vivos!’.
23
Pues estos hombres han hecho cosas terribles entre mi pueblo. Han cometido adulterio con las esposas de sus vecinos y han mentido en mi nombre diciendo cosas que no les mandé decir. De esto soy testigo. Yo, el Señor
, he hablado”».
24
Mensaje a Semaías
El Señor
envió este mensaje a Semaías el nehelamita que estaba en Babilonia.
25
«Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: escribiste una carta por tu propia cuenta a Sofonías, hijo de Maaseías, el sacerdote, y enviaste copias a los demás sacerdotes y al pueblo en Jerusalén. Le escribiste a Sofonías:
26
»“El Señor
te ha designado para que reemplaces a Joiada como sacerdote a cargo de la casa del Señor
. Eres responsable de poner en cepos y grilletes a cualquier loco que afirme ser profeta.
27
Así que, ¿por qué no has hecho nada para detener a Jeremías de Anatot, que se hace pasar por profeta entre ustedes?
28
Jeremías envió aquí, a Babilonia, una carta prediciendo que nuestro cautiverio será por largo tiempo. Dijo: ‘Edifiquen casas y hagan planes para quedarse. Planten huertos y coman del fruto que produzcan’”».
29
Ahora bien, cuando el sacerdote Sofonías recibió la carta de Semaías, la llevó a Jeremías y se la leyó.
30
Entonces el Señor
le dio a Jeremías este mensaje:
31
«Envía una carta abierta a todos los desterrados en Babilonia. Diles: “Esto dice el Señor
con relación a Semaías el nehelamita: ‘Como les ha profetizado a pesar de que yo no lo envié, y los ha engañado, haciéndolos creer sus mentiras,
32
lo castigaré a él y a su familia. Ninguno de sus descendientes verá las buenas cosas que haré para mi pueblo, porque él los ha incitado a rebelarse contra mí. ¡Yo, el Señor
, he hablado!’”».