2
Esto me dijo el Señor
: «Hazte un yugo y átatelo al cuello con correas de cuero.
3
Luego envía un mensaje a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón a través de sus embajadores que han llegado a visitar al rey Sedequías en Jerusalén.
4
Dales este mensaje para sus amos: “Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel:
5
‘Yo hice la tierra, la gente y cada animal con mi gran fuerza y brazo poderoso. Estas cosas me pertenecen y puedo dárselas a quien yo quiera.
6
Ahora entregaré estos países al rey Nabucodonosor de Babilonia, quien es mi siervo. He puesto todo bajo su control, aun los animales salvajes.
7
Todas las naciones le servirán a él, a su hijo y a su nieto hasta que se acabe el tiempo de ellos. Entonces muchas naciones y grandes reyes conquistarán y dominarán a Babilonia.
8
Así que ustedes deben someterse al rey de Babilonia y servirle; ¡pongan su cuello bajo el yugo de Babilonia! Castigaré a toda nación que rehúse ser su esclava, dice el Señor
. Enviaré guerra, hambre y enfermedad sobre esa nación hasta que Babilonia la conquiste.
9
»’No les hagan caso a sus falsos profetas, adivinos, intérpretes de sueños, los médiums y hechiceros que dicen: “El rey de Babilonia no los conquistará”.
10
Todos son mentirosos y sus mentiras solo servirán para que ustedes sean expulsados de su propia tierra. Yo los expulsaré y los enviaré a morir lejos;
11
pero al pueblo de toda nación que se someta al rey de Babilonia se le permitirá permanecer en su propio país para cultivar la tierra como siempre. ¡Yo, el Señor
, he hablado!’”».
12
Después repetí el mismo mensaje al rey Sedequías de Judá: «Si deseas vivir, sométete al yugo del rey de Babilonia y a su pueblo.