7
Queja de Jeremías
Oh Señor
, me engañaste,
y yo me dejé engañar.
Eres más fuerte que yo,
y me dominaste.
Ahora soy objeto de burla todos los días;
todos se ríen de mí.
8
Cuando hablo, me brotan las palabras.
Grito: «¡Violencia y destrucción!».
Así que estos mensajes del Señor
me han convertido en objeto de burla.
9
Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor
o que nunca más hablaré en su nombre,
su palabra arde en mi corazón como fuego.
¡Es como fuego en mis huesos!
¡Estoy agotado tratando de contenerla!
¡No puedo hacerlo!
10
He oído los muchos rumores acerca de mí.
Me llaman: «El hombre que vive aterrorizado».
Me amenazan diciendo: «Si dices algo te denunciaremos».
Aun mis viejos amigos me vigilan,
esperando que cometa algún error fatal.
«Caerá en su propia trampa —dicen—,
entonces nos vengaremos de él».
11
No obstante, el Señor
está a mi lado como un gran guerrero;
ante él mis perseguidores caerán.
No pueden derrotarme.
Fracasarán y serán totalmente humillados;
nunca se olvidará su deshonra.
12
Oh Señor
de los Ejércitos Celestiales,
tú pruebas a los justos
y examinas los secretos y los pensamientos más profundos.
Permíteme ver tu venganza contra ellos,
porque a ti he encomendado mi causa.
13
¡Canten al Señor
!
¡Alaben al Señor
!
Pues al pobre y al necesitado
los ha rescatado de sus opresores.
14
¡Sin embargo, maldigo el día en que nací!
Que nadie celebre el día de mi nacimiento.
15
Maldigo al mensajero que le dijo a mi padre:
«¡Buenas noticias! ¡Es un varón!».
16
Que lo destruyan como a las ciudades de la antigüedad
que el Señor
derribó sin misericordia.
Asústenlo todo el día con gritos de batalla,
17
porque no me mató al nacer.
¡Oh, si tan solo hubiera muerto en el vientre de mi madre,
si su cuerpo hubiera sido mi tumba!