2
Incluso sus hijos van a rendir culto
en los altares paganos y en los postes dedicados a la diosa Asera,
debajo de todo árbol frondoso
y sobre cada colina alta.
3
Así que entregaré mi monte santo
—junto con todas sus riquezas, tesoros
y santuarios paganos—
como botín a sus enemigos,
porque el pecado corre desenfrenado en su tierra.
4
La herencia maravillosa que he reservado para ustedes
se les escapará de las manos.
Les diré a sus enemigos que los lleven
cautivos a una tierra extranjera.
Pues mi enojo arde como un fuego
que quemará para siempre».
5
La sabiduría del Señor
Esto dice el Señor
:
«Malditos son los que ponen su confianza en simples seres humanos,
que se apoyan en la fuerza humana
y apartan el corazón del Señor
.
6
Son como los arbustos raquíticos del desierto,
sin esperanza para el futuro.
Vivirán en lugares desolados,
en tierra despoblada y salada.
7
»Pero benditos son los que confían en el Señor
y han hecho que el Señor
sea su esperanza y confianza.
8
Son como árboles plantados junto a la ribera de un río
con raíces que se hunden en las aguas.
A esos árboles no les afecta el calor
ni temen los largos meses de sequía.
Sus hojas están siempre verdes
y nunca dejan de producir fruto.
9
»El corazón humano es lo más engañoso que hay,
y extremadamente perverso.
¿Quién realmente sabe qué tan malo es?
10
Pero yo, el Señor
, investigo todos los corazones
y examino las intenciones secretas.
A todos les doy la debida recompensa,
según lo merecen sus acciones».
11
Jeremías confía en el Señor
Los que acaparan riquezas en forma injusta
son como las perdices que empollan los huevos que no han puesto.
En la mitad de la vida perderán sus riquezas;
al final, se volverán unos pobres viejos tontos.
12
Pero nosotros adoramos frente a tu trono:
¡eterno, puesto en alto y glorioso!