3
En cuanto a mí, Señor
, tú conoces mi corazón;
me ves y pruebas mis pensamientos.
¡Arrastra a esta gente como se lleva a las ovejas al matadero!
¡Apártalos para la masacre!
4
¿Hasta cuándo tendrá que llorar esta tierra?
Incluso la hierba de los campos se ha marchitado.
Los animales salvajes y las aves han desaparecido
debido a la maldad que hay en la tierra.
Pues la gente ha dicho:
«¡El Señor
no ve nuestro futuro!».
5
El Señor
le contesta a Jeremías
«Si te cansa competir contra simples hombres,
¿cómo podrás correr contra caballos?
Si tropiezas y caes en campo abierto,
¿qué harás en los matorrales cerca del Jordán?
6
Aun tus hermanos, miembros de tu propia familia,
se han vuelto contra ti;
conspiran y se quejan de ti.
No confíes en ellos,
no importa lo amables que sean sus palabras.
7
»Yo he abandonado a mi pueblo, mi posesión más preciada.
He entregado a los que más amo a sus enemigos.
8
Mi pueblo elegido ha rugido contra mí como un león en la selva,
por eso lo traté con desprecio.
9
Mi pueblo elegido se comporta como buitres moteados,
pero es el pueblo mismo el que está rodeado de buitres.
¡Que salgan los animales salvajes para que despedacen sus cadáveres!
10
»Muchos gobernantes han devastado mi viñedo,
pisotearon las vides
y así transformaron toda su belleza en un lugar desolado.
11
Lo han convertido en tierra baldía;
escucho su triste lamento.
Toda la tierra está desolada
y a nadie siquiera le importa.
12
Se pueden ver ejércitos destructores
en todas las cumbres desiertas de las colinas.
La espada del Señor
devora a la gente
de un extremo al otro de la nación.
¡Nadie escapará!
13
Mi pueblo sembró trigo
pero cosecha espinos.
Se esforzó
pero no le sirvió de nada.
Cosechará vergüenza
debido a la ira feroz del Señor
».