1
Gloria futura de Jerusalén
»¡Levántate, Jerusalén! Que brille tu luz para que todos la vean.
Pues la gloria del Señor
se levanta para resplandecer sobre ti.
2
Una oscuridad negra como la noche cubre a todas las naciones de la tierra,
pero la gloria del Señor
se levanta y aparece sobre ti.
3
Todas las naciones vendrán a tu luz;
reyes poderosos vendrán para ver tu resplandor.
4
»¡Levanta los ojos, porque todo el mundo vuelve a casa!
Tus hijos llegan desde tierras lejanas;
tus hijas pequeñas serán traídas en brazos.
5
Resplandecerán tus ojos
y tu corazón se estremecerá de alegría
porque los mercaderes del mundo entero vendrán a ti.
Te traerán las riquezas de muchos países.
6
Enormes caravanas de camellos convergirán en ti;
los camellos de Madián y de Efa.
Los habitantes de Saba traerán oro e incienso
y vendrán adorando al Señor
.
7
A ti te serán dados los rebaños de Cedar
y los carneros de Nebaiot serán traídos para mis altares.
Aceptaré sus ofrendas
y haré glorioso mi templo.
8
»¿Y qué veo volando hacia Israel como las nubes,
como las palomas hacia su nido?
9
Son barcos de los confines de la tierra,
de países que confían en mí,
con los grandes barcos de Tarsis a la cabeza.
Traen al pueblo de Israel de regreso a su hogar desde muy lejos,
transportando su plata y su oro.
Honrarán al Señor
tu Dios,
al Santo de Israel,
porque él te ha llenado de esplendor.
10
»Vendrán extranjeros para reconstruir tus ciudades
y sus reyes te servirán.
Aunque te destruí en mi enojo,
ahora tendré misericordia de ti por mi gracia.
11
Tus puertas permanecerán abiertas de día y de noche
para recibir las riquezas de muchos países.
Los reyes del mundo serán llevados como cautivos
en un desfile victorioso.
12
Las naciones que se nieguen a servirte
serán destruidas.
13
»La gloria del Líbano será tuya
—los bosques de ciprés, de abeto y de pino—
para embellecer mi santuario.
¡Mi templo será glorioso!
14
Los descendientes de los que te atormentaron
vendrán a inclinarse ante ti.
Los que te despreciaron
te besarán los pies.
Te llamarán la Ciudad del Señor
,
y Sión del Santo de Israel.
15
»Aunque una vez fuiste despreciada y odiada,
y nadie pasaba por tus calles,
yo te haré hermosa para siempre,
una alegría para todas las generaciones.
16
Reyes poderosos y grandes naciones
colmarán todas tus necesidades,
como si fueras un niño
amamantado por una reina.
Por fin sabrás que yo, el Señor
,
soy tu Salvador y tu Redentor,
el Poderoso de Israel.
17
Cambiaré tu bronce por oro,
tu hierro por plata,
tu madera por bronce
y tus piedras por hierro.
Haré que la paz sea tu líder
y la justicia tu gobernante.
18
La violencia desaparecerá de tu tierra;
se terminarán la desolación y la destrucción de la guerra.
La salvación te rodeará como las murallas de una ciudad
y la alabanza estará en los labios de todos los que entren allí.