19
»Hasta los lugares más desolados de tu tierra abandonada
pronto estarán repletos de tu gente.
Tus enemigos que te esclavizaron
estarán muy lejos.
20
Las generaciones nacidas en el destierro regresarán y dirán:
“¡Necesitamos más espacio! ¡Este lugar está lleno de gente!”.
21
Entonces te preguntarás:
“¿Quién me ha dado todos estos descendientes?
Pues la mayoría de mis hijos fueron muertos,
y los demás, llevados al destierro.
Aquí me quedé solo.
¿De dónde viene toda esta gente?
¿Quién dio a luz a estos niños?
¿Quién los crió por mí?”».
22
Esto dice el Señor
Soberano:
«Mira, les daré una señal a las naciones que no temen a Dios.
Te traerán a tus hijos pequeños en sus brazos;
traerán a tus hijas sobre los hombros.
23
Reyes y reinas te servirán
y atenderán a todas tus necesidades.
Se inclinarán hasta el suelo ante ti
y lamerán el polvo de tus pies.
Entonces sabrás que yo soy el Señor
.
Los que confían en mí nunca serán avergonzados».
24
¿Quién puede arrebatar el botín de las manos de un guerrero?
¿Quién puede exigirle a un tirano
que deje en libertad a sus cautivos?
25
Pero el Señor
dice:
«Los cautivos de los guerreros serán puestos en libertad,
y se recuperará el botín de los tiranos.
Pues yo pelearé contra quienes peleen contigo,
y salvaré a tus hijos.
26
Alimentaré a tus enemigos con su propia carne
y se embriagarán con ríos de su propia sangre.
Todo el mundo sabrá que yo, el Señor
,
soy tu Salvador y tu Redentor;
el Poderoso de Israel».