14
El Señor
se presenta para pronunciar juicio
sobre los ancianos y los gobernantes de su pueblo:
«Ustedes han destruido a Israel, mi viñedo.
Sus casas están llenas de cosas robadas a los pobres.
15
¿Cómo se atreven a aplastar a mi pueblo,
al restregar la cara de los pobres contra el polvo?»,
reclama el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
16
Advertencia a Jerusalén
El Señor
dice: «La hermosa Sión
es altanera:
estira su elegante cuello,
coquetea con los ojos y
camina con pasos delicados
haciendo sonar los brazaletes de sus tobillos.
17
Por eso el Señor le mandará costras a su cabeza.
El Señor
dejará calva a la hermosa Sión».
18
En aquel día de juicio
el Señor
la despojará de todo lo que la embellece:
adornos, diademas, collares con forma de luna creciente,
19
aretes, pulseras, velos,
20
pañuelos, brazaletes para el tobillo, fajas,
perfumes, dijes,
21
anillos, joyas,
22
vestidos de fiesta, túnicas, mantos, bolsos,
23
espejos, ropas de lino de alta calidad,
adornos para la cabeza y mantillas.
24
En lugar de oler a dulce perfume, apestará.
Usará una soga como faja
y su elegante cabello se le caerá.
Usará tela áspera en lugar de vestidos costosos,
y la vergüenza reemplazará su belleza.
25
Los hombres de la ciudad morirán a espada,
y sus guerreros morirán en batalla.
26
Las puertas de Sión llorarán y se lamentarán.
La ciudad será como una mujer violada,
acurrucada en el suelo.