8
Sus mesas están cubiertas de vómito;
hay inmundicia por todas partes.
9
«¿Quién se cree el Señor
que somos? —preguntan—,
¿por qué nos habla así?
¿Acaso somos niños pequeños,
recién destetados?
10
¡Una y otra vez nos repite todo,
línea por línea,
renglón por renglón,
un poco aquí
y un poco allá!».
11
Así que, ahora, ¡Dios tendrá que hablar a su pueblo
por medio de opresores extranjeros que hablan una lengua extraña!
12
Dios le ha dicho a su pueblo:
«Aquí hay un lugar de descanso;
que reposen aquí los fatigados.
Este es un lugar tranquilo para descansar»;
pero ellos no quisieron escuchar.
13
Por eso el Señor
nuevamente les explicará su mensaje en detalle:
línea por línea,
renglón por renglón,
un poco aquí
y un poco allá;
para que tropiecen y caigan.
Ellos serán heridos, caerán en la trampa y serán capturados.
14
Por lo tanto, escuchen este mensaje del Señor
,
ustedes, gobernantes burlones de Jerusalén.
15
Se jactan diciendo: «Hemos hecho un trato para burlar a la muerte
y hemos llegado a un acuerdo para evitar la tumba.
La destrucción que se aproxima nunca podrá tocarnos,
porque nos hemos edificado un fuerte refugio hecho de mentiras y engaños».
16
Por lo tanto, esto dice el Señor
Soberano:
«¡Miren! Pongo una piedra de cimiento en Jerusalén,
una piedra sólida y probada.
Es una preciosa piedra principal sobre la cual se puede construir con seguridad.
El que crea jamás será sacudido.
17
Los probaré con la cuerda de medir de la justicia
y con la plomada de la rectitud.
Puesto que su refugio está construido de mentiras,
un granizo lo echará abajo.
Puesto que está hecho de engaños,
una inundación lo arrasará.
18
Anularé el trato que ustedes hicieron para burlar a la muerte,
y revocaré su acuerdo para evitar la tumba.
Cuando el terrible enemigo arrase la tierra,
ustedes serán pisoteados.