5
¿Por qué buscar más castigo?
¿Se rebelarán para siempre?
Tienen la cabeza herida
y el corazón angustiado.
6
Desde los pies hasta la cabeza, están llenos de golpes,
cubiertos de moretones, contusiones y heridas infectadas,
sin vendajes ni ungüentos que los alivien.
7
Su país yace en ruinas,
y sus ciudades han sido incendiadas.
Los extranjeros saquean sus campos frente a sus propios ojos
y destruyen todo lo que ven a su paso.
8
La hermosa Jerusalén
está abandonada
como el refugio del cuidador en un viñedo,
como la choza en un campo de pepinos después de la cosecha,
como una ciudad indefensa y sitiada.
9
Si el Señor
de los Ejércitos Celestiales
no hubiera perdonado la vida a unos cuantos entre nosotros,
habríamos sido exterminados como Sodoma
y destruidos como Gomorra.
10
Escuchen al Señor
, líderes de «Sodoma».
Escuchen la ley de nuestro Dios, pueblo de «Gomorra».
11
«¿Qué les hace pensar que yo deseo sus sacrificios?
—dice el Señor
—.
Estoy harto de sus ofrendas quemadas de carneros
y de la grasa del ganado engordado.
No me agrada la sangre
de los toros ni de los corderos ni de las cabras.
12
Cuando vienen a adorarme,
¿quién les pidió que desfilaran por mis atrios con toda esa ceremonia?
13
Dejen de traerme sus regalos sin sentido.
¡El incienso de sus ofrendas me da asco!
En cuanto a sus celebraciones de luna nueva, del día de descanso
y de sus días especiales de ayuno,
todos son pecaminosos y falsos.
¡No quiero más de sus piadosas reuniones!
14
Odio sus celebraciones de luna nueva y sus festivales anuales;
son una carga para mí. ¡No los soporto!
15
Cuando levanten las manos para orar, no miraré;
aunque hagan muchas oraciones, no escucharé,
porque tienen las manos cubiertas con la sangre de víctimas inocentes.