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Años después, cuando Josué dirigió a nuestros antepasados en las batallas contra las naciones que Dios expulsó de esta tierra, el tabernáculo fue llevado con ellos al nuevo territorio. Y permaneció allí hasta los tiempos del rey David.
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»David obtuvo el favor de Dios y pidió tener el privilegio de construir un templo permanente para el Dios de Jacob.
47
Aunque en realidad, fue Salomón quien lo construyó.
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Sin embargo, el Altísimo no vive en templos hechos por manos humanas. Como dice el profeta:
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“El cielo es mi trono
y la tierra es el estrado de mis pies.
¿Podrían acaso construirme un templo tan bueno como ese?
—pregunta el Señor
—.
¿Podrían construirme un lugar de descanso así?
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¿Acaso no fueron mis manos las que hicieron el cielo y la tierra?”
.
51
»¡Pueblo terco! Ustedes son paganos
de corazón y sordos a la verdad. ¿Se resistirán para siempre al Espíritu Santo? Eso es lo que hicieron sus antepasados, ¡y ustedes también!
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¡Mencionen a un profeta a quien sus antepasados no hayan perseguido! Hasta mataron a los que predijeron la venida del Justo, el Mesías a quien ustedes traicionaron y asesinaron.
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Deliberadamente desobedecieron la ley de Dios, a pesar de que la recibieron de manos de ángeles.
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Los líderes judíos se enfurecieron por la acusación de Esteban y con rabia le mostraban los puños;
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pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios.