24
Algunos se convencieron por las cosas que dijo, pero otros no creyeron.
25
Después de discutir entre unos y otros, se fueron con las siguientes palabras finales de Pablo: «El Espíritu Santo tenía razón cuando les dijo a sus antepasados por medio del profeta Isaías:
26
“Ve y dile a este pueblo:
Cuando ustedes oigan lo que digo,
no entenderán.
Cuando vean lo que hago,
no comprenderán.
27
Pues el corazón de este pueblo está endurecido,
y sus oídos no pueden oír,
y han cerrado los ojos,
así que sus ojos no pueden ver,
y sus oídos no pueden oír,
y sus corazones no pueden entender,
y no pueden volver a mí
para que yo los sane”
.
28
»Así que quiero que sepan que esta salvación de Dios también se ha ofrecido a los gentiles,
y ellos la aceptarán».
29
30
Durante los dos años siguientes Pablo vivió en Roma pagando sus gastos él mismo.
Recibía a todos los que lo visitaban,
31
y proclamaba con valentía el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo; y nadie intentó detenerlo.