16
Algunos creyentes de Cesarea nos acompañaron y nos llevaron a la casa de Mnasón, un hombre originario de Chipre y uno de los primeros creyentes.
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Cuando llegamos, los hermanos de Jerusalén nos dieron una calurosa bienvenida.
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Al día siguiente, Pablo fue con nosotros para encontrarnos con Santiago, y todos los ancianos de la iglesia de Jerusalén estaban presentes.
19
Después de saludarlos, Pablo dio un informe detallado de las cosas que Dios había realizado entre los gentiles mediante su ministerio.
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Después de oírlo, alabaron a Dios. Luego dijeron: «Tú sabes, querido hermano, cuántos miles de judíos también han creído, y todos ellos siguen muy en serio la ley de Moisés;
21
pero se les ha dicho a los creyentes judíos de aquí, de Jerusalén, que tú enseñas a todos los judíos que viven entre los gentiles que abandonen la ley de Moisés. Ellos han oído que les enseñas que no circunciden a sus hijos ni que practiquen otras costumbres judías.
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¿Qué debemos hacer? Seguramente se van a enterar de tu llegada.
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»Queremos que hagas lo siguiente: hay entre nosotros cuatro hombres que han cumplido su voto;
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acompáñalos al templo y participa con ellos en la ceremonia de purificación, y paga tú los gastos para que se rapen la cabeza según el ritual judío. Entonces todos sabrán que los rumores son falsos y que tú mismo cumples las leyes judías.
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»En cuanto a los creyentes gentiles, ellos deben hacer lo que ya les dijimos en una carta: abstenerse de comer alimentos ofrecidos a ídolos, de consumir sangre o la carne de animales estrangulados, y de la inmoralidad sexual».
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Arresto de Pablo
Así que, al día siguiente, Pablo fue al templo con los otros hombres. Ya comenzado el ritual de purificación, anunció públicamente la fecha en que se cumpliría el tiempo de los votos y se ofrecerían sacrificios por cada uno de los hombres.