4
Ellos permanecieron en la cárcel durante mucho tiempo, y el capitán de la guardia los asignó a José, quien se ocupaba de ellos.
5
Una noche, mientras estaban en la cárcel, el copero y el panadero del faraón tuvieron cada uno un sueño, y cada sueño tenía su propio significado.
6
Cuando José los vio a la mañana siguiente, notó que los dos parecían preocupados.
7
—¿Por qué se ven tan preocupados hoy? —les preguntó.
8
—Anoche los dos tuvimos sueños —contestaron ellos—, pero nadie puede decirnos lo que significan.
—La interpretación de los sueños es asunto de Dios —respondió José—. Vamos, cuéntenme lo que soñaron.
9
Entonces el jefe de los coperos fue el primero en contarle su sueño a José.
—En mi sueño —dijo él—, vi una vid delante de mí.
10
La vid tenía tres ramas, las cuales comenzaron a brotar y a florecer y, en poco tiempo, produjo racimos de uvas maduras.
11
Yo tenía la copa del faraón en mi mano, entonces tomé un racimo de uvas y exprimí el jugo en la copa. Después puse la copa en la mano del faraón.
12
—El sueño significa lo siguiente —dijo José—: las tres ramas representan tres días;
13
dentro de tres días, el faraón te levantará y te pondrá nuevamente en tu puesto como jefe de sus coperos.
14
Te pido que te acuerdes de mí y me hagas un favor cuando las cosas te vayan bien. Háblale de mí al faraón, para que me saque de este lugar.