2
Y Jacob comenzó a notar un cambio en la actitud de Labán hacia él.
3
Entonces el Señor
le dijo a Jacob: «Regresa a la tierra de tu padre y de tu abuelo, y a tus parientes de allí y yo estaré contigo».
4
Entonces Jacob mandó llamar a Raquel y a Lea al campo donde él cuidaba el rebaño
5
y les dijo:
—Noto un cambio en la actitud de su padre hacia mí, pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.
6
Ustedes saben con cuánto esfuerzo trabajé para su padre;
7
sin embargo, me ha estafado, cambiando mi salario diez veces. Pero Dios no le ha permitido que me haga ningún daño.
8
Pues, si él decía: “Los animales manchados serán tu salario”, todo el rebaño comenzaba a dar crías manchadas. Y cuando él cambiaba de opinión y decía: “Los animales rayados serán tu salario”, entonces todo el rebaño producía crías rayadas.
9
De esa manera, Dios ha tomado los animales de su padre y me los ha entregado a mí.
10
»En una ocasión, durante la época de apareamiento, tuve un sueño y vi que los chivos que se apareaban con las hembras eran rayados, manchados y moteados.
11
Y en mi sueño, el ángel de Dios me dijo: “¡Jacob!”. Y yo respondí: “Sí, aquí estoy”.
12
»El ángel dijo: “Levanta la vista, y verás que solamente los machos rayados, manchados y moteados se aparean con las hembras de tu rebaño. Pues he visto el modo en que Labán te ha tratado.