25
A la mañana siguiente, cuando Jacob se despertó, ¡vio que era Lea!
—¿Qué me has hecho? —le dijo a Labán con furia—. ¡He trabajado siete años por Raquel! ¿Por qué me has engañado?
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—Aquí no es nuestra costumbre casar a la hija menor antes que a la mayor —contestó Labán—,
27
pero espera hasta que termine la semana nupcial y entonces te daré también a Raquel, siempre y cuando prometas trabajar para mí otros siete años.
28
Así que Jacob aceptó trabajar siete años más. Una semana después de casarse con Lea, Labán también le entregó a Raquel.
29
(Labán le dio a Raquel una sierva, Bilha, para que la atendiera).
30
Entonces Jacob durmió también con Raquel, y la amó mucho más que a Lea. Y se quedó allí y trabajó para Labán los siete años adicionales.
31
Los muchos hijos de Jacob
Cuando el Señor
vio que Lea no era amada, le concedió que tuviera hijos, pero Raquel no podía concebir.
32
Así que Lea quedó embarazada y dio a luz un hijo, a quien llamó Rubén,
porque dijo: «El Señor
se ha dado cuenta de mi sufrimiento, y ahora mi esposo me amará».
33
Al poco tiempo, volvió a quedar embarazada y dio a luz otro hijo, a quien llamó Simeón,
porque dijo: «El Señor
oyó que yo no era amada y me ha dado otro hijo».
34
Después quedó embarazada por tercera vez y dio a luz otro hijo, a quien llamó Leví,
porque dijo: «Ciertamente esta vez mi esposo sentirá cariño por mí, ya que le he dado tres hijos».
35
Una vez más Lea quedó embarazada y dio a luz otro hijo, a quien llamó Judá,
porque dijo: «¡Ahora alabaré al Señor
!». Y entonces dejó de tener hijos.