3
Pero Lot insistió, y finalmente ellos fueron con él a su casa. Lot preparó un banquete para ellos, con pan sin levadura recién horneado, y ellos comieron;
4
pero antes de que se fueran a dormir, todos los hombres de Sodoma, tanto jóvenes como mayores, llegaron de todas partes de la ciudad y rodearon la casa.
5
Y le gritaron a Lot:
—¿Dónde están los hombres que llegaron para pasar la noche contigo? ¡Haz que salgan para que podamos tener sexo con ellos!
6
Entonces Lot salió de la casa para hablar con ellos y cerró la puerta detrás de sí.
7
—Por favor, hermanos míos —suplicó—, no hagan una cosa tan perversa.
8
Miren, tengo dos hijas vírgenes. Déjenme traerlas, y podrán hacer con ellas lo que quieran. Pero les ruego que dejen en paz a estos hombres, porque son mis huéspedes y están bajo mi protección.
9
—¡Hazte a un lado! —gritaron ellos—. Este tipo llegó a la ciudad como forastero, ¡y ahora actúa como si fuera nuestro juez! ¡Te trataremos mucho peor que a esos hombres!
Y se lanzaron contra Lot para tirar la puerta abajo.
10
Pero los dos ángeles
extendieron la mano, metieron a Lot dentro de la casa y pusieron el cerrojo a la puerta.
11
Luego dejaron ciegos a todos los hombres que estaban en la puerta de la casa, tanto jóvenes como mayores, los cuales abandonaron su intento de entrar.
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Mientras tanto, los ángeles le preguntaron a Lot:
—¿Tienes otros familiares en esta ciudad? Sácalos de aquí, a tus yernos, hijos, hijas o cualquier otro,
13
porque estamos a punto de destruir este lugar por completo. El clamor contra esta ciudad es tan grande que ha llegado hasta el Señor
, y él nos ha enviado para destruirla.
14
Entonces Lot salió con prisa a contarles a los prometidos de sus hijas: «¡Rápido, salgan de la ciudad! El Señor
está a punto de destruirla»; pero los jóvenes pensaron que lo decía en broma.
15
Al amanecer de la mañana siguiente, los ángeles insistieron:
—Apresúrate —le dijeron a Lot—. Toma a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí. ¡Vete ahora mismo, o serás arrastrado en la destrucción de la ciudad!
16
Como Lot todavía titubeaba, los ángeles lo agarraron de la mano, y también a su esposa y a sus dos hijas, y los llevaron enseguida a un lugar seguro fuera de la ciudad, porque el Señor
tuvo misericordia de ellos.
17
Cuando quedaron a salvo fuera de la ciudad, uno de los ángeles ordenó:
—¡Corran y salven sus vidas! ¡No miren hacia atrás ni se detengan en ningún lugar del valle! ¡Escapen a las montañas, o serán destruidos!
18
—¡Oh, no, mi señor! —suplicó Lot—.
19
Ustedes fueron tan amables conmigo y me salvaron la vida, y han mostrado una gran bondad; pero no puedo ir a las montañas. La destrucción me alcanzaría allí también, y pronto moriría.
20
Miren, hay una pequeña aldea cerca. Por favor, déjenme ir allá; ¿no ven lo pequeña que es? Así no perderé la vida.
21
—Está bien —dijo el ángel—, concederé tu petición. No destruiré la pequeña aldea.
22
¡Pero apresúrate! Escapa a la aldea, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. (Esto explica por qué aquella aldea se conocía como Zoar, que significa «lugar pequeño»).
23
Lot llegó a la aldea justo cuando el sol salía en el horizonte.
24
Enseguida el Señor
hizo llover de los cielos fuego y azufre ardiente sobre Sodoma y Gomorra.
25
Las destruyó por completo, junto con las demás ciudades y aldeas de la llanura. Así arrasó a todas las personas y a toda la vegetación;
26
pero la esposa de Lot miró hacia atrás mientras lo seguía y quedó convertida en una estatua de sal.
27
Abraham se levantó temprano esa mañana y salió de prisa al lugar donde había estado en la presencia del Señor
.
28
Miró al otro lado de la llanura, hacia Sodoma y Gomorra, y vio que subían columnas de humo desde las ciudades como si fuera el humo de un horno.
29
Pero Dios había escuchado la petición de Abraham y salvó la vida de Lot, a quien sacó del desastre que se tragó a las ciudades de la llanura.
30
Lot y sus hijas
Tiempo después, Lot abandonó Zoar porque tenía miedo de la gente de allí y fue a vivir a una cueva en las montañas junto con sus dos hijas.
31
Cierto día, la hija mayor le dijo a su hermana: «No quedan hombres en ningún lugar de esta región, así que no podemos casarnos como todas las demás; y nuestro padre pronto será demasiado viejo para tener hijos.
32
Ven, vamos a emborracharlo con vino, y después tendremos sexo con él. De esa forma preservaremos nuestra descendencia por medio de nuestro padre».
33
Así que aquella noche lo emborracharon con vino, y la hija mayor entró y tuvo relaciones sexuales con su padre. Él no se dio cuenta cuando ella se acostó ni cuando se levantó.
34
A la mañana siguiente, la hermana mayor le dijo a la menor: «Anoche tuve sexo con nuestro padre. Volvamos a emborracharlo con vino esta noche, y tú entrarás y tendrás sexo con él. De esa forma preservaremos nuestra descendencia por medio de nuestro padre».
35
Así que aquella noche ellas volvieron a emborracharlo con vino, y la hija menor entró y tuvo relaciones sexuales con él. Igual que antes, él no se dio cuenta cuando ella se acostó ni cuando se levantó.
36
Como resultado, las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su propio padre.
37
Cuando la hija mayor dio a luz un hijo, le puso por nombre Moab.
Él llegó a ser padre de la nación conocida ahora como los moabitas.
38
Cuando la hija menor dio a luz un hijo, le puso por nombre Ben-ammi.
Él llegó a ser padre de la nación conocida ahora como los amonitas.