17
Sus manos colgarán sin fuerza,
las rodillas les quedarán débiles como el agua.
18
Se vestirán de tela áspera;
el horror y la vergüenza los cubrirán.
Se afeitarán la cabeza
en señal de dolor y remordimiento.
19
»Arrojarán su dinero a la calle,
lo tirarán como si fuera basura.
Ni su oro ni su plata los salvará
cuando llegue ese día del enojo del Señor
.
No los saciarán ni los alimentarán,
porque su avaricia solo los hace tropezar.
20
Estaban orgullosos de sus hermosas joyas
y con ellas hicieron ídolos detestables e imágenes repugnantes.
Por lo tanto, haré que todas sus riquezas
les resulten asquerosas.
21
Se las daré a los extranjeros como botín,
a las naciones más perversas,
y ellas las profanarán.
22
Apartaré mis ojos de ellos,
cuando esos ladrones invadan y profanen mi preciosa tierra.
23
»Prepara cadenas para mi pueblo,
porque la tierra está ensangrentada por crímenes terribles.
Jerusalén está llena de violencia.
24
Traeré a las naciones más despiadadas
para que se apoderen de sus casas.
Derrumbaré sus orgullosas fortalezas
y haré que se profanen sus santuarios.
25
El terror y el temblor se apoderarán de mi pueblo.
Buscarán paz, pero no la encontrarán.
26
Habrá calamidad tras calamidad;
un rumor seguirá a otro rumor.
En vano buscarán
una visión de los profetas.
No recibirán enseñanza de los sacerdotes
ni consejo de los líderes.
27
El rey y el príncipe quedarán indefensos,
sollozando de desesperación,
y las manos de la gente
temblarán de miedo.
Los haré pasar por la misma maldad
que ellos causaron a otros
y recibirán el castigo
que tanto merecen.
¡Entonces sabrán que yo soy el Señor
!».