22
No obstante, quité mi juicio contra ellos a fin de proteger el honor de mi nombre ante las naciones que habían visto mi poder cuando los saqué de Egipto;
23
pero hice un juramento solemne contra ellos en el desierto: juré esparcirlos por todas las naciones
24
porque no obedecieron mis ordenanzas. Se burlaron de mis decretos al profanar mis días de descanso y anhelar los ídolos de sus antepasados.
25
Los entregué a decretos y ordenanzas inútiles, que no los conducirían a la vida.
26
Dejé que se contaminaran
con los mismos regalos que yo les había dado y permití que sacrificaran a su hijo mayor como ofrenda a sus dioses, para devastarlos y recordarles que solo yo soy el Señor
”.
27
Juicio y restauración
»Por lo tanto, hijo de hombre, dale este mensaje al pueblo de Israel de parte del Señor
Soberano: “Tus antepasados siguieron blasfemando y traicionándome,
28
pues cuando los hice entrar en la tierra que les había prometido, ¡ofrecieron sacrificios en cada colina alta y debajo de cada árbol frondoso que encontraron! Provocaron mi furia al ofrecer sacrificios a sus dioses. ¡Les llevaron perfumes e incienso y derramaron ofrendas líquidas ante ellos!
29
Les dije: ‘¿Qué es ese lugar alto adonde van?’”. (Desde entonces, esa clase de santuario pagano se llama Bama, que significa “lugar alto”).
30
»Por lo tanto, dale este mensaje al pueblo de Israel de parte del Señor
Soberano: “¿Piensas contaminarte como lo hicieron tus antepasados? ¿Seguirás prostituyéndote al adorar imágenes repugnantes?
31
Pues, cuando les presentas ofrendas y les sacrificas a tus niños en el fuego,
te contaminas con ídolos hasta el día de hoy. ¿Y yo debería permitirte, pueblo de Israel, que me pidas un mensaje? Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor
Soberano, que no te diré nada.
32
»”Tú dices: ‘Queremos ser como las naciones que nos rodean, que sirven a ídolos de madera y de piedra’; pero eso que piensas nunca sucederá.
33
Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor
Soberano, te gobernaré con puño de hierro, con gran enojo y con imponente poder.
34
También con enojo, extenderé mi mano fuerte y mi brazo poderoso, y te traeré de regreso
desde los territorios por donde fuiste esparcido.
35
Te llevaré al desierto de las naciones y allí te juzgaré cara a cara.
36
Te juzgaré tal como hice con tus antepasados en el desierto después de sacarlos de Egipto, dice el Señor
Soberano.
37
Te examinaré cuidadosamente y te obligaré a cumplir las condiciones del pacto.
38
Te limpiaré de todos los que se rebelen y se subleven contra mí. A ellos los sacaré de los países adonde fueron desterrados, pero nunca entrarán en la tierra de Israel. Entonces sabrás que yo soy el Señor
.
39
»”En cuanto a ti, pueblo de Israel, esto dice el Señor
Soberano: adelante, rinde culto a tus ídolos, pero tarde o temprano me obedecerás y dejarás de deshonrar mi santo nombre al rendir culto a ídolos.
40
Pues algún día, dice el Señor
Soberano, los israelitas me adorarán en mi monte santo, el gran monte de Israel, y yo los aceptaré. Allí les exigiré que me presenten todas sus ofrendas y los mejores regalos y sacrificios.
41
Cuando los traiga de regreso a casa desde el destierro, ustedes serán para mí como un sacrificio agradable. Desplegaré mi santidad por medio de ustedes a la vista de todas las naciones.
42
Entonces, cuando yo los regrese a la tierra que mediante un juramento solemne prometí darles a sus antepasados, ustedes sabrán que yo soy el Señor
.