23
»¿Acaso piensan que me agrada ver morir a los perversos?, pregunta el Señor
Soberano. ¡Claro que no! Mi deseo es que se aparten de su conducta perversa y vivan.
24
Sin embargo, si los justos se apartan de su conducta recta y comienzan a pecar y a comportarse como los demás pecadores, ¿se les permitirá vivir? No, ¡claro que no! Todas las acciones justas que han hecho serán olvidadas y morirán por sus pecados.
25
»Sin embargo, ustedes dicen: “¡El Señor no hace lo correcto!”. Escúchame, pueblo de Israel. ¿Soy yo el que no hace lo correcto o son ustedes?
26
Cuando los justos abandonen su conducta justa y comiencen a cometer pecados, morirán por eso. Sí, morirán por sus acciones pecaminosas;
27
y si los perversos abandonan su perversidad, obedecen la ley y hacen lo que es justo y correcto, salvarán su vida.
28
Vivirán, porque lo pensaron bien y decidieron apartarse de sus pecados. Esas personas no morirán.
29
Aun así, los israelitas siguen diciendo: “¡El Señor no hace lo correcto!”. Oh pueblo de Israel, tú eres quien no hace lo correcto, no yo.
30
»Por lo tanto, pueblo de Israel, juzgaré a cada uno de ustedes, según sus acciones, dice el Señor
Soberano. Arrepiéntete y apártate de tus pecados. ¡No permitas que tus pecados te destruyan!
31
Deja atrás tu rebelión y procura encontrar un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habrías de morir, oh pueblo de Israel?
32
No quiero que mueras, dice el Señor
Soberano. ¡Cambia de rumbo y vive!