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Le ayudó Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, un artesano experto en grabar, en diseñar y en bordar con hilo azul, púrpura y escarlata sobre tela de lino fino.
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El pueblo contribuyó con ofrendas especiales de oro, que sumaron un total de novecientos noventa y cuatro kilos,
calculado según el peso del siclo del santuario. Este oro se usó en todo el tabernáculo.
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Toda la comunidad de Israel dio tres mil cuatrocientos veinte kilos
de plata, calculado según el peso del siclo del santuario.
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Esta plata procedía del impuesto que cada hombre había pagado al registrarse en el censo. (El impuesto era de un becá, que equivale a medio siclo,
según el peso del siclo del santuario). Recaudaron el impuesto de los 603.550 hombres que ya habían cumplido veinte años de edad.
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Para construir las cien bases para los soportes de las paredes del santuario y los postes que sostenían la cortina interior se necesitaron tres mil cuatrocientos kilos de plata, es decir, unos treinta y cuatro kilos por cada base.
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Los veinte kilos de plata
restantes se usaron para hacer los ganchos y los anillos, y para recubrir los capiteles de los postes.
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El pueblo también presentó como ofrenda especial dos mil cuatrocientos siete kilos
de bronce,
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el cual se usó para fundir las bases de los postes que estaban en la entrada del tabernáculo, y para el altar de bronce con su rejilla de bronce y todos los utensilios del altar.
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También se usó el bronce para hacer las bases de los postes que sostenían las cortinas alrededor del atrio, las bases para las cortinas que estaban en la entrada del atrio y todas las estacas para el tabernáculo y el atrio.