11
Mientras Moisés sostenía en alto la vara en su mano, los israelitas vencían; pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas.
12
Pronto se le cansaron tanto los brazos que ya no podía sostenerlos en alto. Así que Aarón y Hur le pusieron una piedra a Moisés para que se sentara. Luego se pararon a cada lado de Moisés y le sostuvieron las manos en alto. Así sus manos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol.
13
Como resultado, Josué aplastó al ejército de Amalec en la batalla.
14
Después de la victoria, el Señor
dio a Moisés las siguientes instrucciones: «Escribe esto en un rollo para que sea un recuerdo perpetuo, y léelo en voz alta a Josué: “Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo”».
15
Entonces Moisés edificó un altar en ese lugar y lo llamó Yahveh-nisi (que significa «el Señor
es mi estandarte»).
16
Dijo: «Por cuanto han levantado su puño contra el trono del Señor
, ahora
el Señor
estará en guerra con Amalec de generación en generación».