6
Entonces Moisés y Aarón dijeron a todos los israelitas: «Antes de anochecer, sabrán que fue el Señor
quien los sacó de la tierra de Egipto.
7
Por la mañana, verán la gloria del Señor
, porque él oyó las quejas de ustedes, que son contra él y no contra nosotros. ¿Qué hemos hecho para que ustedes se quejen de nosotros?».
8
Luego Moisés añadió: «El Señor
les dará de comer carne por la tarde y los saciará con pan por la mañana, porque él oyó todas sus quejas contra él. ¿Qué hemos hecho nosotros? Así es, las quejas de ustedes son contra el Señor
, no contra nosotros».
9
Después Moisés le dijo a Aarón: «Anuncia lo siguiente a toda la comunidad de Israel: “Preséntense ante el Señor
, porque él ha oído sus quejas”».
10
Mientras Aarón hablaba a toda la comunidad de Israel, miraron hacia el desierto, y allí pudieron ver la imponente gloria del Señor
en la nube.
11
Luego el Señor
le dijo a Moisés:
12
«He oído las quejas de los israelitas. Ahora diles: “Por la tarde tendrán carne para comer, y por la mañana tendrán todo el pan que deseen. Así ustedes sabrán que yo soy el Señor
su Dios”».
13
Esa tarde, llegó una cantidad enorme de codornices que cubrieron el campamento, y a la mañana siguiente los alrededores del campamento estaban húmedos de rocío.
14
Cuando el rocío se evaporó, la superficie del desierto quedó cubierta por copos de una sustancia hojaldrada y fina como escarcha.
15
Los israelitas quedaron perplejos al ver eso y se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto?», porque no tenían idea de lo que era.
Entonces Moisés les dijo:«Este es el pan que el Señor
les da para comer.
16
Estas son las instrucciones del Señor
: cada grupo familiar juntará todo lo que necesite. Recojan dos kilos
por cada persona en su carpa».
17
Así que los israelitas hicieron lo que se les dijo. Algunos recogieron mucho; otros, solo un poco.
18
Pero cuando lo midieron,
cada uno tenía lo justo y necesario. A los que recogieron mucho no les sobraba, y a los que recogieron poco no les faltaba. Cada familia tuvo justo lo que necesitaba.
19
Entonces Moisés les dijo: «No guarden nada para el día siguiente».
20
Sin embargo, algunos no hicieron caso y guardaron un poco hasta la mañana siguiente; pero para entonces se había llenado de gusanos y apestaba, y Moisés se enojó mucho con ellos.
21
Después de este incidente, cada familia recogía el alimento cada mañana, conforme a su necesidad. Cuando el sol calentaba, los copos que no se habían recogido se derretían y desaparecían.
22
El sexto día recogían el doble de lo habitual, es decir, cuatro kilos
por persona en lugar de dos. Entonces todos los líderes de la comunidad se dirigieron a Moisés en busca de una explicación.
23
Él les dijo: «Esto es lo que el Señor
ha ordenado: “Mañana será un día de descanso absoluto, un día sagrado de descanso, reservado para el Señor
. Así que horneen o hiervan hoy todo lo que necesiten y guarden para mañana lo que les sobre”».
24
Entonces ellos dejaron un poco aparte para el día siguiente, tal como Moisés había ordenado. Al otro día la comida sobrante estaba buena y saludable, sin gusanos ni mal olor.
25
Así que Moisés dijo: «Coman este alimento hoy, porque es el día de descanso, dedicado al Señor
. Hoy no habrá alimento en el campo para recoger.
26
Durante seis días se les permite recoger alimento, pero el séptimo día es el día de descanso; ese día no habrá alimento en el campo».
27
Aun así, algunas personas salieron a recoger el día séptimo, pero no encontraron alimento.
28
Entonces el Señor
le preguntó a Moisés: «¿Hasta cuándo este pueblo se negará a obedecer mis mandatos y mis instrucciones?
29
Tienen que entender que el día de descanso es un regalo del Señor
para ustedes. Por eso él les provee doble cantidad de alimento el sexto día, a fin de que tengan suficiente para dos días. El día de descanso, todos deben quedarse en el lugar donde estén; no salgan a buscar pan el séptimo día».
30
Así que la gente no recogió alimento el día séptimo.
31
Los israelitas llamaron maná
al alimento. Era blanco como la semilla de cilantro, y tenía un gusto parecido a obleas con miel.
32
Luego Moisés dijo: «Esto es lo que el Señor
ha ordenado: “Llenen un recipiente con dos kilos de maná y consérvenlo para sus descendientes. Así las generaciones futuras podrán ver el pan que les di a ustedes en el desierto cuando los liberé de Egipto”».
33
Entonces Moisés le dijo a Aarón: «Toma una vasija y llénala con dos kilos de maná. Después colócala en un lugar sagrado, delante del Señor
, a fin de conservarlo para todas las generaciones futuras».
34
Así que Aarón hizo tal como el Señor
le ordenó a Moisés. Posteriormente lo colocó dentro del arca del pacto,
frente a las tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto.
35
Y los israelitas comieron maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a la tierra donde se establecerían. Comieron maná hasta que llegaron a la frontera de la tierra de Canaán.
36
(El recipiente utilizado para medir el maná era un gómer, que era la décima parte de un efa; equivalía a dos kilos).