2
«El Señor
vino desde el monte Sinaí
y se nos
apareció en el monte Seir;
resplandeció desde el monte Parán
y llegó desde Meriba-cades
con llamas de fuego en la mano derecha.
3
Él ama verdaderamente a su pueblo;
todos sus santos están en sus manos.
Ellos siguen sus pasos
y aceptan sus enseñanzas.
4
Moisés nos dio la instrucción del Señor
,
que es una posesión exclusiva del pueblo de Israel.
5
El Señor
era el rey en Israel
cuando los líderes del pueblo se reunieron,
cuando las tribus de Israel se juntaron como una sola».
6
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Rubén:
«Que la tribu de Rubén viva y no desaparezca,
aunque sean pocos en cantidad».
7
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Judá:
«Oh Señor
, oye el clamor de Judá
y reúnelo como un solo pueblo.
Dale fuerzas para defender su causa,
ayúdalo contra sus enemigos».
8
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Leví:
«Oh Señor
, has dado tu Urim y Tumim —el sorteo sagrado—
a tus siervos fieles, los levitas.
Los pusiste a prueba en Masá
y luchaste con ellos en las aguas de Meriba.
9
Los levitas obedecieron tu palabra
y cumplieron tu pacto.
Fueron más leales a ti
que a sus propios padres.
Ignoraron a sus parientes
y no reconocieron a sus propios hijos.
10
Ellos enseñan tus ordenanzas a Jacob
y dan tus instrucciones a Israel.
Ofrecen incienso delante de ti
y presentan ofrendas quemadas enteras sobre el altar.
11
Oh Señor
, bendice el servicio de los levitas
y acepta todo el trabajo de sus manos.
Hiere a sus enemigos donde más les duela
y derriba a sus adversarios para que no vuelvan a levantarse».
12
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Benjamín:
«Los de Benjamín son amados por el Señor
y viven seguros a su lado.
Él los rodea continuamente
y los protege de todo daño».