7
Los testigos deberán arrojar las primeras piedras, y luego se sumará el resto del pueblo. De esa manera, limpiarás la maldad que hay en medio de ti.
8
»Supongamos que a un juez local le llega un caso demasiado difícil de resolver; por ejemplo, si alguien es culpable de asesinato o de homicidio no premeditado, o bien podría ser una demanda complicada o un caso que involucra distintos tipos de agresión. Esos casos legales llévalos al lugar que el Señor
tu Dios elija
9
y preséntalos ante los sacerdotes levitas o el juez que esté de turno en esos días. Ellos oirán el caso y declararán el veredicto.
10
Tú deberás cumplir el veredicto que ellos anuncien y la sentencia que dicten en el lugar que el Señor
elija. Harás todo lo que ellos digan, al pie de la letra.
11
Después que hayan interpretado la ley y declarado el veredicto, tendrás que ejecutar la sentencia que impongan en su totalidad; no le hagas ninguna modificación.
12
Cualquiera que tenga la arrogancia de rechazar el veredicto de un juez o de un sacerdote que representa al Señor
tu Dios tendrá que morir. De esa manera limpiarás la maldad que hay en Israel.
13
Entonces todo el pueblo se enterará de lo ocurrido y tendrá miedo de actuar con tanta arrogancia.
14
Pautas para los reyes
»Estás por entrar en la tierra que el Señor
tu Dios te da. Cuando tomes posesión de ella y te establezcas allí, tal vez se te ocurra pensar: “Deberíamos tener un rey para que nos gobierne, tal como tienen las naciones que nos rodean”.
15
Si tal cosa sucediera, asegúrate de designar como rey al hombre que el Señor
tu Dios elija. Tendrás que nombrar a un hermano israelita, no podrá ser un extranjero.
16
»El rey no deberá construir grandes establos para sí ni enviar a su gente a Egipto para comprar caballos, porque el Señor
te ha dicho: “Nunca vuelvas a Egipto”.
17
El rey no deberá tomar muchas esposas para sí, porque ellas apartarán su corazón del Señor
. Tampoco deberá acumular para sí grandes cantidades de oro y plata.