7
Luego, en mi visión de esa noche, vi a una cuarta bestia, aterradora, espantosa y muy fuerte. Devoraba y aplastaba a sus víctimas con enormes dientes de hierro y pisoteaba los restos bajo sus pies. Era diferente a las demás bestias y tenía diez cuernos.
8
Mientras yo miraba los cuernos, surgió de pronto otro cuerno pequeño entre ellos. Tres de los primeros cuernos fueron arrancados de raíz para darle lugar al nuevo. Este cuerno pequeño tenía ojos que parecían humanos y una boca que presumía con arrogancia.
9
Observé mientras colocaban unos tronos en su lugar,
y el Anciano
se sentó a juzgar.
Su ropa era blanca como la nieve,
su cabello se parecía a la lana más pura.
Se sentó sobre un trono ardiente
con ruedas en llamas;
10
y un río de fuego
brotaba de su presencia.
Millones de ángeles le atendían;
muchos millones se pusieron de pie para servirle.
Entonces comenzó la sesión del tribunal
y se abrieron los libros.
11
Yo seguí mirando porque podía oír las palabras arrogantes del cuerno pequeño. Seguí mirando hasta que mataron a la cuarta bestia y su cuerpo fue destruido por el fuego.
12
A las otras tres bestias les quitaron la autoridad, pero se les permitió seguir con vida un poco más.
13
Mientras continuó mi visión esa noche, vi a alguien parecido a un hijo de hombre
descender con las nubes del cielo. Se acercó al Anciano y lo llevaron ante su presencia.
14
Se le dio autoridad, honra y soberanía sobre todas las naciones del mundo, para que lo obedecieran los de toda raza, nación y lengua. Su gobierno es eterno, no tendrá fin. Su reino jamás será destruido.
15
Explicación de la visión
Yo, Daniel, quedé muy angustiado por todo lo que había visto, y las visiones me aterrorizaron.
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Así que me acerqué a uno de los que estaban de pie junto al trono y le pregunté lo que significaba todo eso. Entonces me lo explicó así:
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«Estas cuatro bestias enormes representan a cuatro reinos que surgirán de la tierra;